El funeral de Tung Xiang, de 76 años, responsable de la administración de la ciudad de Chiayi, en el suroeste de Taiwán, no fue ni mucho menos de pena. Al buen hombre, muy amante de las mujeres, -a decir de su desconsolado hijo-, le acompañaron en su último paseo por las calles de tal lugar 50 bailarinas de ‘pole dance’, que danzaron con sus utensilios de trabajo al son de la música sobre el techo de los coches.

El cortejo fúnebre de este conocido concejal, muy querido por sus vecinos, provocó un colapso circulatorio de espanto, y fueron muchos los que no daban crédito a lo que veían.
Segun sus familiares, se trató de un evento «divertido y animado», que también estuvo acompañado por tambores, una banda y títeres.
Personas que presenciaron el evento, señalaron que “¡eso es un buen funeral!”, o «¡así da gusto morirse!», mientras que otros bromearon que el espectáculo fue tan bueno que el político «debería morirse otra vez».
Pese a lo singular de este funeral, no se trató de un hecho inédito, ya que algunas personas de esos lares creen que contratando estas bailarinas se puede «entretener» a los malos espíritus.
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