No es que el vampiro se haya dado un garbeo por las dependencias, aprovechando que casi no entra la luz, ni que alguien se pasee con una estaca de madera amenazando al más pintado. La cosa va más allá. Un cartel advierte a los pies del castillo de Drácula, en Rumanía, del peligro de subir los 1.480 escalones que llevan hasta sus puertas… y todo porque una criatura merodea en la zona y ha puesto sobre aviso a los vecinos y visitantes, mientras la Gendarmería patrulla la zona. Es un residente habitual de los montes Cárpatos: los osos pardos.
Según da cuenta ‘El País’, la presencia de una familia de osos ha obligado a las autoridades rumanas a cerrar temporalmente el acceso a la fortaleza de Poenari, construida en el siglo XIII y usada como residencia en el XV por el príncipe Vlad Tepes, en el que se inspiró el escritor irlandés Bram Stoker para crear al personaje del Conde Drácula.
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