La dinastía Castro se perpetúa en el Caribe

La dinastía Castro se perpetúa en el Caribe

Miguel Pato (Periodista Digital)-. Esto es lo que tienen las revoluciones. Sin darnos cuenta a lo largo de las décadas se perpetúan en el tiempo y en el espacio y hace ya mucho que olvidan los valores por los que un día bajaron de la montaña a la polis. Se convierten en los mismos tiranos a los que expulsaron, o en algo aun peor.

Se agarran a la justificación histórica de ser los salvadores de una patria de la que sólo se han apropiado. De la tierra y de sus gentes que viven en un falso paraíso con los mismos barrotes que exhiben los mandatarios cubanos en su bandera.

Castro sucede a Castro es el bucle espacio temporal en el que se ha sumido un fragmento del caribe. Auspiciado por el victimismo de haber sido los supervivientes del comunismo y por el heroísmo de una resistencia llevada a su máxima expresión ante el capitalismo del que sólo le separan unos cientos de millas náuticas.

Se trata del mismo tirano con otro nombre. Raúl, quien ya ejerce el poder desde hace 19 meses, se convierte en el primer relevo oficial en la isla desde 1959. Ese año fue derrocado otro dictador, Fulgencio Batista.

Raúl Castro, de 76 años, encabeza la lista única de candidatos presentada a la Asamblea Nacional (Parlamento) para designar para los próximos cinco años al nuevo presidente del Consejo de Estado, máxima autoridad de la isla.

La comunidad internacional asiste como espectador a una Cuba que, en contra de lo que algunos hayan querido vender, no ha cambiado nada ni va a cambiar nada. Los comunistas, los revolucionarios de la República Libre de Cuba, o cubalibre (según se mire), han adoptado las reglas contrarias sobre las que sustentan a un pueblo engañado.

Los Castro son ahora una dinastía de una especie de reyes caribeños que se intercambian su nación como en los mejores momentos del absolutismo europeo. Todo por el pueblo, pero sin el pueblo. Esta máxima la conocen perfectamente estos líderes cubanos. Y aquello de que todo es de todos es otra mentira que se mantendrá en el tiempo.

No es el Estado el que gestiona la riqueza. Es el Estado el que crea la aristocracia en cuyo trono se asienta esta familia de origen gallego. Los mandos viven a cuerpo de rey, el pueblo se alimenta como puede con cartillas de racionamiento en los bolsillos. Luego están los turistas. Una casta que en Cuba son tratados como Dioses del Olimpo a expensas de cubanos que, sin quererlo, son sísifos subiendo una roca a lo alto de una montaña cada uno de los días de su vida.

Es la condena de los tiranos. Cada pueblo es responsable de sus gobernantes, pero cada pueblo ha de ser analizado en su justa medida fuera de sus fronteras. Sin caer en juegos ni vendetas. En España tenemos la versión de refugiados políticos. Y, en este caso, esos refugiados son el botón de muestra de que en aquel Estado las cosas, tal vez, no funcionan como debieran.

No hay que bloquear, ni invadir nada. Simplemente no entrar en el juego. Porque el bloqueo es otra de las armas en las que se apoyan los Castro. Hay que dejar que Sísifo deje de subir la misma roca cada día a lo alto de la montaña. Permitan que se sienten en el valle, cada mañana, con el peso de la roca aun fresco del esfuerzo del día anterior. Así, un día ellos solos, harán trizas esa roca para construir nuevas viviendas de una nueva Cuba.

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