(PD).- Lo tiene crudo Hillary. La que parecía gran favorita a ser el próximo presidente de EEUU, está contra las cuerdas. En su acto de apoyo a Barack Obama, el influyente gobernador hispano de Nuevo México, Bill Richardson, piha pedido al equipo de campaña de Hillary Clinton que «acabe con la lucha interna» y que los miembros del Partido Demócrata se unan de una vez por todas tras «el único presidente que unirá a la nación».
Richardson, ex candidato presidencial y único gobernador hispano de Estados Unidos, es uno de los influyentes superdelegados que participarán en la convención demócrata que ratificará al candidato presidencial en agosto.
En caso de que el resultado de las primarias fuera muy ajustado, de ellos dependería que la balanza electoral se inclinara hacia un lado u otro. En cualquier caso, no parece previsible que en un pàís como EEUU, donde el «pueblo» lo es casi todo, que se atrevan a ir o votar en un sentido distinto al que marquen los votos populares.
Lo relevante, con Richarson, es que ha sido siempre muy amigo de los Clinton y que su apoyo a Obama llega justo después d euna tensa conversación telefónica con Hillary.
Los medios analizaron profusamente ayer lo que este apoyo significa. Dick Morris, estratega electoral que trabajó para la campaña de Bill Clinton en 1996, dijo en la cadena de televisión Fox News que «todo está ya claro: Obama es el candidato demócrata. No hay forma de que Hillary Clinton vaya a ganar en delegados o pueda disuadir a los superdelegados». «Éste podría ser el principio del fin para Clinton», proclamaba el comentarista Jack Cafferty en la cadena CNN.
Al gobernador de Nuevo México se le considera una voz influyente entre la comunidad hispana. Sin embargo, se calcula que el 95% de los latinos ya han votado en estas primarias. Entre ellos, Hillary Clinton ha sido la opción mayoritaria, recabando el 66% de sus votos en un Estado tan valioso para esta comunidad como Tejas. Por eso, el campo de la senadora le ha restado importancia a este apoyo, calificándolo de «insignificante», tal y como dijo el estratega jefe de Clinton, Mark Penn.
