El ex marido de Ingrid Betancourt, Fabrice Delloye manifestó ayer su inquietud de que el cambio de actitud del Gobierno colombiano sobre un eventual intercambio humanitario con las FARC, responda a la posibilidad de que su mujer ya esté muerta.
(EFE).-«Forma parte de las posibilidades» teniendo en cuenta que «de golpe, ahora el Gobierno colombiano dice que estaría de acuerdo en un acuerdo humanitario», dijo Delloye tras manifestar su temor ante la hipótesis de que Betancourt, rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde febrero de 2002, haya muerto.
Admitió que no tiene elementos precisos para saber si está viva o muerta, pero insistió en que sí se conoce la fragilidad de su estado de salud. También destacó el giro en la actitud de la Administración del presidente colombiano, Álvaro Uribe, que el jueves anunció un decreto que autoriza la excarcelación de los rebeldes de las FARC a cambio de la liberación de los rehenes, entre ellos Ingrid Betancourt.
«Me pregunto qué informaciones tienen para hacer esto», sobre todo porque «hace meses que reclamamos este acuerdo humanitario» y en ese tiempo «Uribe nos ha llevado a callejones sin salida» y «ha impedido tanto que pueda hacerse», argumentó el padre de los dos hijos de la más conocida de los rehenes de la guerrilla.
Se refirió en particular a las declaraciones del vicepresidente colombiano, Francisco Santos, que ha dicho que si muriera la ex candidata presidencial, que tiene nacionalidad francesa además de colombiana, las FARC serían las culpables.
Delloye se declaró «horriblemente inquieto» por esas palabras, y añadió que no quiere que el Gobierno colombiano eluda sus responsabilidades para evitar un desenlace fatal.
El hijo de este diplomático francés y de Betancourt, Lorenzo, había insistido ayer que la nueva posición de Uribe sobre un acuerdo humanitario es «la oportunidad que estamos esperando desde hace tiempo», aunque matizó que el mandatario les ha acostumbrado a tener «un doble juego».
Además, dirigiéndose a las FARC, Lorenzo Delloye señaló que «deben aprovechar esta ocasión porque la situación física de los rehenes es muy grave y porque es su última oportunidad de ser consideradas algo más que una organización terrorista».
