(PD).-Emulando a Chávez, la presidenta argentina, Cristina Fernández, se ha rodeado de los suyos en un momento en que su gestión está en entredicho. Ante miles de acólitos ha pedido el fin de las protestas en la Plaza de Mayo, de Buenos Aires. Y ya tiene respuesta del campo.
Los productores agropecuarios de Argentina han convocado un acto «multitudinario», para el miércoles, en defensa de los intereses de ese sector, que lleva 20 días de huelga comercial y bloqueos en carreteras. No obstante sus convocantes han hablado de una tregua de 30 días.
Columnas de sindicalistas, piqueteros y organizaciones sociales próximas al Partido Justicialista (PJ, peronista, en el poder) han colapsado el centro de la capital para alcanzar la Plaza de Mayo, donde Fernández ha llamado a los agricultores a desbloquear las carreteras del interior del país.
En un masivo acto realizado ayer en la Plaza de Mayo, la presidenta Cristina Fernández llamó «a todos, aún a los que agravian, que no agravien más al pueblo, dejen las rutas para que se despejen». Además, dijo que “algunos dicen representar a los pequeños productores” y se preguntó si “se puede pertenecer y representar al pueblo y desabastecerlo”. El encuentro convocó a gobernadores, legisladores, intendentes, ministros y a buena parte del abanico sindical.
En clara alusión a los dirigentes agrarios que sostienen la protesta, la presidenta afirmó que «el pasado que quiere volver», al tiempo que convocó a todos los argentinos este 25 de mayo, a dos años del bicentenario, a «establecer una bisagra histórica para terminar con 200 años de fracasos».
Señaló que «en estos días he visto el rostro de un pasado que pareciera querer volver» y recordó que un 24 de febrero de 1976 también hubo un lock out patronal impulsado