El ex obispo Fernando Lugo se proclama nuevo presidente de Paraguay

(PD).- El obispo Fernando Lugo, líder de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), ha logrado la hazaña de terminar con 61 de gobierno absoluto del Partido Colorado en Paraguay, con lo que se abre en el país un futuro de esperanza pero también de incertidumbres.

Lugo ha conseguido una victoria incuestionable en las elecciones presidenciales celebradas este domingo, al hacerse con el 40,83% de los votos, lo que le ha dado una diferencia de diez puntos sobre la candidata colorada, Blanca Ovelar, que ha conseguido el 30,71%.

En tercer lugar ha quedado el aspirante por la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), Lino Oviedo, con el 21,98% de los apoyos.

Paraguay vive momentos históricos. Después de detentar el poder durante 60 años, más que ningún movimiento en Sudamérica, la hegemonía ‘colorada’ se cae a pedazos.

¿Y quien es el causante del descalabro? Un advenedizo de la política paraguaya, que hace tres años todavía andaba con sotana. Pero con la sotana roja de los curas de la Teología de la Liberación, que predican la igualdad no en el Reino de los Cielos sino en el pecador mundo en que vivimos.

Nadie sabe quién es realmente el nuevo gobernante de Paraguay: Unos lo consideran un santo que en sus funciones de obispo de San Pedro, compartía el pan de los pobres y los ayudaba a defender sus derechos. Otros lo asocian con el grupo extremista que en 2005 secuestró y ejecutó a Cecilia Cubas, la hija del ex presidente Raúl Cubas.

Dentro de un mes, cuando reciba el mando se resolverá el enigma. En el Partido Colorado ya ha comenzado la caza de brujas. Las bases atribuyen la derrota a la corrupción de algunos líderes, empezando por el propio presidente Nicanor Duarte, sospechoso de enriquecimiento ilícito. De cualquier manera, la alternancia en el poder abre nuevas perspectivas a la sufrida y bella patria de los guaraníes.

Decenas de miles de personas, la mayoría jóvenes, tomaron el centro de Asunción tras conocerse la victoria, un signo de la esperanza con la que los paraguayos reciben el cambio y también la ansiada caída de los colorados. «Ustedes son culpables de la alegría que vive hoy el pueblo paraguayo», dijo Lugo a sus simpatizantes, proclamando la victoria.

El obispo se comprometió ante los concurrentes que encabezará un gobierno que se «caracterizará por la honestidad y no por la corrupción», en indirecta alusión a los colorados. Lugo ha insistido en la nueva era de la política nacional «sin clientelismos ni sectarismo», aunque todo dependerá de la composición del nuevo Parlamento.

Blanca Ovelar ha reconocido el triunfo del obispo en una rueda de prensa ofrecida durante la madrugada, en la que ha precisado que su partido asume «con dignidad que los resultados son irreversibles».

El actual presidente, Nicanor Duarte, al tiempo de reconocer la derrota de su candidata Blanca Ovelar, anunció que el Partido Colorado hará lo posible por recuperar el poder los antes posible, lo que vaticina una oposición férrea al próximo Gobierno.

Otro de los actores políticos con fuerte influencia en el próximo Congreso tendría que ser el general retirado Lino Oviedo, que no ha logrado su sueño de ser presidente de Paraguay pero que con su fiel grupo parlamentario puede convertirse en una figura decisiva para la gobernabilidad del país.

Así lo recordó el que fuera el hombre fuerte de la milicia paraguaya al felicitar a Lugo, al que reiteró que respaldará todas las iniciativas legislativas, pero su eslogan de campaña «Dios, patria y familia» no encaja a las propuestas de las fuerzas de izquierdas de la APC.

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