Al bolivariano Evo Morales se le va de la mano la rica Santa Cruz

Al bolivariano Evo Morales se le va de la mano la rica Santa Cruz


(PL).- Con una abrumadora participación, los habitantes de la provincia de boliviana de Santa Cruz desoyeron ayer el llamamiento del presidente Evo Morales y acudieron a votar para aprobar un estatuto de autonomía incompatible con la Constitución que quiere sacar adelante el mandatario.

El sí al estatuto autonómico ha cosechado el 84% de los sufragios en el referéndum promovido por los líderes opositores cruceños.

Aunque la Corte Departamental no ha ofrecido aún datos definitivos sobre el resultado de la consulta, miles de personas han salido a las calles para celebrar su nuevo estatuto autonómico, a pesar de que el referéndum no tiene ningún valor legal para el Gobierno de Morales, que lo considera ilegal y un «mero sondeo».

Conocidas las primeras encuestas, el presidente se ha apresurado a convocar a los gobernadores para dialogar «desde mañana» sobre una «verdadera» autonomía, poco después de que las autoridades de Santa Cruz proclamaran el triunfo del «sí» al estatuto.

En un mensaje a la nación ofrecido desde el Palacio de Gobierno en La Paz, Morales ha denunciado que la consulta celebrada hoy en la región opositora de Santa Cruz «ha fracasado», al citar sondeos de varios medios de comunicación que recogen un rechazo al estatuto autonómico cercano al 50%. «No se puede engañar al pueblo diciendo que hay un ganador con más de 80%», ha dicho el mandatario en referencia al porcentaje de respaldo que las autoridades cruceñas y las encuestas a pie de urna aseguran que ha tenido el estatuto.

Enfrentamientos

Durante la jornada de votación, simpatizantes del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales protagonizaron algunos incidentes e impidieron que se realizara la votación en las poblaciones de mayoría indígena. Desde la Paz se asegura que ha habido 18 heridos. En Santa Cruz se habla de seis.

En cualquier caso, el 97% de las mesas electorales pudieron instalarse y la votación se ha llevado a cabo con normalidad aunque en medio de una guerra de declaraciones en todo el país.

Apenas unas horas antes de que se abrieran las urnas, Morales recibió el respaldo explícito de la cúpula de las Fuerzas Armadas bolivianas, que considera que el estatuto votado pone en peligro «la seguridad y la defensa» del país. El comunicado tiene gran importancia porque durante la última semana se había filtrado la existencia de un creciente descontento en los cuarteles con Morales ante la creciente presencia y peso de los asesores militares procedentes de Venezuela.

Antes de la declaración militar, Morales había reiterado sus denuncias contra la Embajada de EE UU en La Paz, a la que acusa de ser el cerebro en la sombra del referéndum para alentar el independentismo de la provincia más rica del país.

Sin lenguaje belicoso

Llamó la atención incluso de sus adversarios, que Morales no empleara el lenguaje belicoso con que solía referirse al gobernador de Santa Cruz y a los demás promotores de la autonomía. Tampoco mencionó, como es habitual, al Imperio (Estados Unidos) ni acusó al vilipendiado embajador de Washington de tejer los hilos de una conspiración.

«Quiero convocar a todos los gobernadores, para que a partir de mañana trabajemos por una nueva autonomía, basada en el consenso y en la legalidad. Espero que ellos atiendan a mi llamado», concluyó el inquilino del Palacio Quemado.

Pero en medio del estruendo de los fuegos artificiales y de la música cruceña puesta a todo volumen no había quien prestara atención a las palabras del presidente.

Dado que el Estado boliviano no reconoció la consulta, la policía no se hizo cargo de la seguridad en los colegios. Recibió la orden de permanecer acuartelada, efectuar las mínimas salidas posibles para evitar incidentes e intervenir rápidamente en caso de choques entre partidarios de la autonomía y de Morales.

Y eso fue precisamente lo que sucedió en el barrio Plan 3000 de Santa Cruz, feudo de Morales en la capital cruceña, cuando decenas de simpatizantes del MAS se lanzaron contra un colegio donde se iban a instalar las urnas.

A los insultos -«indios», por un lado; «vendepatrias», por el otro- siguieron los puñetazos, las pedradas y los forcejeos con la quema de papeletas. La policía intervino lanzando gases lacrimógenos.

Estos incidentes se repitieron en Yacapani, San Julián y San Pedro, de mayoría indígena, donde se impidió que se instalaran las mesas electorales incluso en las casas particulares. El fuego fue el destino de urnas y papeletas. Diversas carreteras lejos de la capital fueron bloqueadas por simpatizantes de Morales.

Los dirigentes autonomistas no ocultaban su satisfacción por el éxito de una convocatoria que han llevado a cabo con la oposición del Estado.

El empresario Branco Marincovic, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, organismo que está detrás del movimiento autonomista, se felicitó por el hecho de que los lugares donde no se había podido votar apenas alcanzaban el 3% del censo de la provincia. «¿Cuál es la medida del éxito de Marincovic? ¿La cantidad de heridos?», se preguntaba el ministro de Gobernación de Bolivia, Alfredo Rada.

En las ciudades de Cochabamba y Oruro se produjeron movilizaciones a favor de Morales. En El Alto, ciudad vecina a La Paz y que controla los accesos a la capital boliviana, miles de personas salieron a las calles.

Mientras las otras tres provincias rebeldes, Beni, Pando y Tarija (que en las próximas semanas votarán sus propios estatutos autonómicos), enviaron ayer a sus representantes a Santa Cruz, la Iglesia católica hizo un llamamiento a la calma.

La ley electoral boliviana prohíbe que en la jornada electoral se consuma alcohol y se circule en coche sin un permiso especial. En medio de una guerra de gestos, partidarios de Morales bebían alcohol en público en algunas barriadas mientras en otras zonas de la ciudad militantes de las juventudes cruceñas impedían el paso de todo vehículo no autorizado y conminaban a sus conductores a volver a casa.

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