El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió ayer a «acompañar» a Haití en el ámbito humanitario y defendió la cooperación internacional como un mecanismo para resolver los problemas que afronta la nación caribeña.
(EFE).-«El hilo conductor de nuestra estrategia es la certeza que el restablecimiento social, institucional y económico es el único camino para evitar nuevas crisis» en Haití, declaró Lula en una rueda de prensa que ofreció en el Palacio Nacional junto al presidente haitiano, René Préval,
Según el jefe de Estado brasileño, «la paz, la estabilidad y la seguridad duradera se basan sobre las condiciones mínimas de desarrollo económico y social de los haitianos».
En ese sentido, reafirmó que Brasil seguirá desarrollando esfuerzos para asistir a Haití, al tiempo que llamó a la comunidad internacional a respetar sus compromisos con la empobrecida nación.
Brasil va a doblar sus esfuerzos en relación con Haití y va aumentar de manera significativa la ayuda a la reconstrucción, como «una manera de poner en práctica lo que hemos defendido en nuestro discurso desde el inicio», resaltó el jefe de Estado.
Lula especificó que planea enviar ingenieros al país caribeño que sustituirán a varios militares brasileños de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).
«Cuando podamos vamos a sustituir a algunos de nuestros soldados por una compañía de ingenieros militares capaces de efectuar trabajos de infraestructuras para la población», prometió Lula.
Precisó que estos ingenieros contribuirán a «reparar calles, restaurar escuelas y estacionamientos públicos».
En ese sentido, el canciller brasileño, Celso Amorim, quien acompañó a Lula, firmó con su homólogo haitiano, Raynald Clerisme, seis acuerdos de cooperación.
«Son acuerdos que van a permitir la formación de técnicos haitianos,» destacó el mandatario de Brasil, al recordar que su país cuenta con una decena de proyectos de cooperación en ejecución en Haití.
En lo que se refiere a la comunidad internacional, Lula estimó que «no debe limitarse a garantizar la estabilidad» de Haití, al asegurar que «quedó atrás de las promesas y esperanzas» del pueblo haitiano.
Lula abogó por retomar la Conferencia de Donantes que fracasó en reunirse en Puerto Príncipe el pasado 25 de abril.
En esa ocasión, se programó la firma del Documento Estratégico Nacional para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza (DSNCRP), preparado por el Gobierno haitiano, bajo supervisión de expertos internacionales.
Brasil promueve junto a España la celebración en Haití de un encuentro en julio próximo, para tratar la seguridad alimentaria en la nación insular, sacudida por una crisis que causó en abril pasado sangrientos disturbios y la caída del Gobierno del primer ministro Jacques Edouard Alexis.
Por su parte, el presidente Préval expresó «el agradecimiento del pueblo haitiano» a la «participación activa» de Brasil en el mantenimiento de la paz y el restablecimiento de la estabilidad y de la seguridad en el país.
El mandatario haitiano explicó que la situación en Haití «cambió» y «ahora se necesitan más policías para acompañar a los agentes nacionales», a la vez que abogó por la «reorientación» de la MINUSTAH.
Préval consideró que la presencia de más policías en la MINUSTAH contribuirá a detener el flagelo de los secuestros, que, a su juicio, produce «mucha pena en las familias haitianas».
Según Préval, solo en lo que va de mayo se han registrado 25 casos de raptos en el país.
El presidente de Haití anunció que viajará el próximo 13 de agosto a Brasilia para evaluar los proyectos de cooperación, particularmente en los sectores de producción agrícola y de energía.
Durante su visita de varias horas a Puerto Príncipe, el presidente Lula saludó a las tropas brasileñas de la MINUSTAH acantonadas en su cuartel en la base general Bacellar, que se encuentra en la periferia norte de la ciudad.
Lula sacó tiempo para reunirse con los jefes militares y los soldados antes de partir con rumbo a El Salvador.
Brasil está al frente de la MINUSTAH, que está formada por unos 6.700 militares y 1.600 agentes de policía de dos decenas de países, en su mayoría latinoamericanos.
