El presidente boliviano Evo Morales afirmó en la Asamblea Nacional venezolana con ocasión del 197 aniversario de la Independencia de Venezuela, que tras la independencia de España, los pueblos suramericanos trabajan por una segunda liberación «que debe ser definitiva».
Invitado por el Gobierno venezolano, Evo Morales dedicó la mayor parte de su intervención a exponer la historia reciente de su país, y a explicar que el actual proceso transformador estaba asumiendo retos y problemas que venían de hace 500 años.
Su exposición estuvo salpicada de ejemplos y anécdotas sobre la resistencia, según él, que las clases dominantes, apoyadas por intereses extranjeros, están desarrollando para evitar que el pueblo campesino e indígena boliviano supere su historial de sometimiento.
Recordó la defensa que las tribus indígenas hicieron de sus culturas y derechos frente a la colonización española y a los sectores dominantes que la materializaron.
Relató que esos sectores minoritarios perpetuaron sus privilegios hasta nuestros días mediante el control de los poderes del Estado y destacó que su oposición a compartirlos con el pueblo sigue viva.
Señaló que el grupo que lo llevó a la presidencia de Bolivia para reivindicar sus derechos no fue iniciativa de políticos sino de campesinos e indígenas.
Criticó el «racismo» que pervive en los sectores privilegiados y el desprecio que sienten por los indígenas, puesto de relieve en expresiones como «macacos», o en otras con una carga política intencional más acusada como «narcotraficantes y terroristas».
Morales fue interrumpido en varias ocasiones por ovaciones de los parlamentarios venezolanos puestos en pie.
«Hay una gran rebelión de pueblos en América. La enorme lucha del hermano Fidel Castro no ha sido en vano», dijo durante su exposición el gobernante boliviano.
En varias momentos insistió en que el principal soporte de los grupos que se oponen a la justicia y la igualdad social en su país es el Gobierno estadounidense, que lleva la batuta de la «guerra sucia».
Recordó que cuando llegó al poder las clases pudientes no le dieron más de seis meses de permanencia, pero ahora se están movilizando para tumbarlo porque se ha afianzado el proceso transformador.
Al final de su intervención dijo que así como él aceptó la invitación para hablar en el día de la Independencia de Venezuela, espera que Chávez esté en Bolivia el próximo 6 de agosto para igual conmemoración.
Explicó que levantar el puño izquierdo, como lo hizo cuando sonó el himno de su país, es una tradición de origen indígena y no tiene las mismas connotaciones que podrían dársele en otros contextos.
Al finalizar hubo una corta intervención de Chávez en la que recordó que Morales es el segundo presidente suramericano que actúa como orador de orden en el día de la Independencia, ya que en 2006 lo hizo el entonces presidente argentino Néstor Kirchner.
Chávez apoyó lo dicho por su homólogo boliviano con citas históricas y pidió respeto internacional para los cambios que está realizando Bolivia.
«Hay una revolución en Bolivia. Los países del mundo deben entenderlo. Ya basta de tanta colonización y atropello», dijo el gobernante venezolano.
Morales acudió por la mañana al Panteón Nacional a colocar una ofrenda floral ante el sarcófago de Simón Bolívar, y luego asistió al desfile militar conmemorativo de la Independencia.
El gobernante boliviano emprenderá esta misma noche viaje de regreso a su país.
