El Gorila tramposo

El Gorila tramposo


(PL).- Es un tramposo y de la variante peligrosa. Alguno habrá pensado inmediatamente en la jugarreta de Hugo Chávez con la filial venezolana del Banco de Santander, por la que sólo ofrece 1.200 millones de dólares, en lugar de los 1.800 que quería Botín.
No es eso.

Afirma Alfonso Rojo en ABC que las grandes empresas no tienen sentimientos, sino intereses y todavía ando buscando un banco multinacional que se sienta patriótico. Esta muy feo que Chávez aproveche la “volatilidad jurídica” de Venezuela para agarrotar a los inversores extranjeros, pero comparado con el rosario de ilegalidades que urde contra la oposición, se trata de un juego de niños.

Utilizando marrulleramente los “decretos presidenciales”, el Gorila Rojo ha ido introduciendo, uno tras otro, los cambios constitucionales que los ciudadanos venezolanos rechazaron en bloque en el referéndum del año pasado.

No sólo ha aprobado un paquete de 26 nuevas leyes, que incrementa de forma significativa su capacidad de maniobra.

Con la connivencia de la Corte Suprema, nombrada a dedo por él, ha prohibido a más de 250 líderes opositores presentarse como candidatos en noviembre. Entre los perjudicados está el popular Leopoldo López, aspirante a la alcaldía de Caracas.

Chávez hasta se ha permitido el lujo de transformar las milicias bolivarianas, integradas por facinerosos de porra y pistola, en una rama de las Fuerzas Armadas. Puede ocupar y operar temporalmente cualquier compañía privada que no se ajuste a su normativa.

Uno de sus decretos establece hasta 10 años de prisión para el empresario que se niegue a producir “bienes de primera necesidad”.

Todavía no ha dado el paso de eliminar la cláusula constitucional que limita el número de mandatos presidenciales, pero todo se andará.

Tiene en sus manos el Ejército, la Corte Suprema y el Congreso. En la Administración del Estado sólo pueden trabajar sus secuaces y la Policía, así como el Servicio Secreto, se nutren de chavistas.

En política exterior y tras actuar durante años como financiero, cómplice y protector de los narcoterroristas de las FARC, ha bajado el pistón. Pero eso no justifica que el Rey se riera tanto con él en Mallorca, ni la “constructiva” entrevista con Zapatero.

El Gorila no tiene pase.

VÍA ABC

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