El diálogo entre Morales y los autonomistas concluye sin acuerdos

El presidente Evo Morales y sus opositores autonomistas concluyeron ayer el llamado «diálogo nacional» sin haber logrado acuerdos sobre la crisis del país, tras 18 días de negociaciones bajo la observación de organismos internacionales.

(EFE).-Los prefectos (gobernadores) de Santa Cruz, Tarija, Beni y Chuquisaca dieron por culminado el proceso tras su negarse a firmar un documento propuesto por Morales para hacer viable la convocatoria del referendo constitucional y aprobar los avances conseguidos en las mesas técnicas.

La propuesta sí fue suscrita por los gobernadores de Oruro, Potosí, La Paz, Cochabamba y Pando, todos oficialistas y los tres últimos interinos.

La nueva Constitución que impulsa Morales para refundar el país y que está pendiente de ratificación en referendo ha sido de nuevo el principal obstáculo para cerrar un acuerdo político entre el Gobierno y sus opositores.

No obstante, el Gobierno de Morales intentará ahora en el Congreso Nacional conseguir los consensos necesarios para que se apruebe la ley de convocatoria de la consulta constitucional.

Según explicó el ministro de Desarrollo Rural, Carlos Romero, pese a la negativa de los prefectos de firmar un acuerdo, el Gobierno mantiene su voluntad de recoger «suficientemente» en el nuevo texto constitucional las «observaciones» de las regiones autonomistas.

«El Gobierno nacional quiere dejar claramente establecido ante el pueblo boliviano que hemos podido trabajar un nuevo capítulo de organización territorial del estado incluyendo las autonomías departamentales en el proyecto constitucional», destacó el ministro.

Sin embargo, el bloque opositor autonomista, que planteó propuestas alternativas al documento de Morales para continuar la negociación, subrayó ante los periodistas que no ha cerrado ningún tipo de acuerdo porque sus reivindicaciones no han sido satisfechas.

El portavoz de los gobernadores autonomistas, el tarijeño Mario Cossío, admitió además que la principal divergencia se centra en la imposibilidad de abrir el debate sobre la nueva Constitución en otros aspectos aparte de la cuestión autonómica.

A pesar del fracaso del proceso de diálogo, los gobernadores opositores se mostraron satisfechos de que al menos esta etapa de negociación haya servido para pacificar el país.

El llamado «diálogo nacional» se inició en Cochabamba el pasado 18 de septiembre tras una ola de protestas promovidas por los opositores después del referendo revocatorio del 10 de agosto, en el que Morales quedó ratificado con un 67,4 por ciento de apoyo.

Con esas protestas, los dirigentes autonomistas reclamaban al Gobierno la restitución de los ingresos petroleros procedentes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, uno de los asuntos debatidos en el proceso de diálogo.

Pero estas movilizaciones derivaron en una ola de violencia en el sureste del país durante el mes de septiembre con saqueos violentos de instituciones estatales, ataques a gasoductos y refinerías y bloqueos de carreteras nacionales e internacionales.

El capítulo más grave se produjo en el norteño y amazónico departamento de Pando donde un enfrentamiento armado entre autonomistas y oficialistas acabó en una matanza donde murieron unas 18 personas, la mayoría campesinos afines a Morales.

Debido a estos sucesos, el Gobierno decretó el estado de sitio en Pando, encarceló a su prefecto, el opositor Leopoldo Fernández, y nombró a un militar como gobernador interino del departamento.

Para intentar pacificar el país, Morales y los opositores abrieron una mesa de diálogo, que ha quedado en fracaso a pesar incluso de la labor «facilitadora» de organismos como la OEA, Unasur, la Unión Europea y las iglesias católica, metodista y evangélica.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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