Fiesta de presos con alcohol y mujeres le cuesta el puesto al director de penal limeño

La difusión de un video en el que se muestra a los presos por narcotráfico del penal de Lurigancho de Lima en plena juerga con cerveza, mujeres y una orquesta de cumbia le costó hoy el puesto al director de la cárcel, la más poblada de América.

(EFE).-El coronel Enrique Abanto, responsable de la seguridad de la prisión, fue suspendido después de que la emisora América Televisión mostrara las imágenes de una fiesta en la que se pudo apreciar a un gran número de mujeres que no estaban recluidas en el penal alternar con los presos al tiempo que consumían gran cantidad de cerveza.

Asimismo, la Policía peruana ordenó el cambio de los oficiales y suboficiales que se encargaban de la vigilancia del penal en el momento en el que se produjeron los hechos ante la sospecha de que hubieran sido sobornados para permitir la juerga.

Según denunció el ex director del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Wilfredo Pedraza, en declaraciones al diario «Perú 21», la existencia de estas fiestas en la cárcel indican la existencia de un grave caso de corrupción que implica a las autoridades y «a los internos con gran poder económico».

Para varios testigos citados por América Televisión, estas fiestas con músicos y alcohol son comunes en Lurigancho los fines de semana o por el cumpleaños de alguno de los presos de mayor rango dentro de la prisión, así como en los días en que las mujeres y novias de los internos tienen autorizadas las visitas.

Sin embargo, los testigos también indicaron que en esos días festivos también entran prostitutas en el recinto penitenciario que, entre la música y la cerveza, ejercen sin mayores problemas.

Lurigancho, ubicado en la periferia de Lima, alberga a más de 10.000 pese a que su capacidad es solo para 3.000 internos.

El hacinamiento, la corrupción y la falta de recursos del Estado para atender correctamente a los presos hace que muchos de ellos vivan en pésimas condiciones, compartiendo colchón con otros tres o cuatro reos y sin las mínimas condiciones sanitarias.

Por el contrario, los internos con grandes recursos económicos, como secuestradores y narcotraficantes, poseen servicios higiénicos propios, televisión y reproductores de DVD, además de guardaespaldas e incluso en ocasiones las llaves de sus propias celdas, según denuncian varias organizaciones humanitarias.

Además, las reyertas y los motines son relativamente comunes en el país, en enfrentamientos en los que los reos emplean frecuentemente armas de fuego.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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