(PD).- La reunión imprevista en agenda, que el dictador cubano mantuvo con Cristina Kirchner esta semana, pone de manifiesto un intento de solapar la deteriorada salud de Fidel Castro. Tras varios meses en los que en apariencia se había mantenido ausente, amparándose tras su hermano Raúl para seguir manejando los hilos de la Cuba de la revolución. En los que hasta sus «sui generis» artículos publicados habitualmente en la prensa, se habían reducido a la mínima expresión, Fidel reaparece y vuelve a enviar sus “reflexiones” a la prensa.
Cubadebate publicaba ayer la última nota que Fidel ha enviado a los medios. Alabar las virtudes de Obama y advertir de la incapacidad del presidente estadounidense para hacer frente a la situación mundial que tendrá que enfrentar, era la supuesta intención de Castro.
Pero el discurso escrito, esta vez conciso, parco y curiosamente dócil destila premoniciones de muerte.
Entre las líneas en las que define a Obama como abanderado de la libertad y en las que al tiempo asegura dudar de su capacidad para solucionar los problemas, puede leerse como tantas veces, la clara tendencia de Fidel a centrar todas sus reflexiones en sí mismo, esta vez en las de su propia decadencia física.
Fidel excusa su ausencia de la vida pública y la escasez de sus comunicados en la intención de no estorbar la labor de “los compañeros del Partido y el Estado en las decisiones constantes que deben tomar frente a dificultades objetivas derivadas de la crisis económica mundial”.
“Yo estoy bien, pero insisto, ninguno de ellos debe sentirse comprometido por mis eventuales Reflexiones, mi gravedad o mi muerte.”
“He tenido el raro privilegio de observar los acontecimientos durante tanto tiempo. Recibo información y medito sosegadamente sobre los acontecimientos. Espero no disfrutar de tal privilegio dentro de cuatro años, cuando el primer período presidencial de Obama haya concluido.”