Según los datos extraídos del estudio «La segunda generación en Madrid: Un estudio longitudinal» sobre la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes -la segunda generación- en España, más de la mitad nunca se ha sentido discriminado y sólo un 5 por ciento declara haberlo sido «muchas veces».
Así lo estiman los autores de la primera fase de este estudio, Alejandro Portes, del Centro de Migraciones y Desarrollo, de la Universidad de Princeton; Rosa Aparicio, del Instituto de Estudios sobre Migraciones, de la Universidad Pontificia Comillas-ICAI-ICADE, y William Haller, de la Universidad de Clemson.
La identidad nacional, sin embargo, es mucho más importante que la religiosa para más del 85 por ciento de estos jóvenes.
Sólo un tercio aproximado de esta segunda generación se considera español o española y el resto se identifica con sus nacionalidades de origen, de las que son las más numerosas la ecuatoriana, colombiana y rumana.
Según los autores, una nota positiva es que, pese a la idea difundida sobre la discriminación en contra de los extranjeros, la segunda generación, es decir, los nacidos en España de padre o madre extranjeros y nacidos en el exterior, pero asentados en España a una edad temprana, no percibe gran rechazo por parte de la población autóctona y tiene fe en la existencia de oportunidades de movilidad ascendente para todos.
Sin embargo, existe una clara brecha entre aspiraciones y expectativas, por ejemplo, el 53 por ciento aspira a la universidad, pero menos de la mitad -un 23 por ciento-, confía realmente en acceder a ella.