(PD).- La Universidad Pontificia Comillas, la de Princeton y la de Clemson (EE UU) han presentado esta mañana un estudio conjunto titulado Segunda generación en Madrid: Un estudio longitudinal, que retrata cómo son los hijos de inmigrantes que viven en la capital y para cuya elaboración se han entrevistado a 3.375 adolescentes.
Un dato relevante es su escaso españolismo: cuatro de cada diez no tienen interés en seguir viviendo aquí y sólo un tercio se considera español, mientras que el resto se identifica más con sus nacionalidades de origen.
Del estudio se desprende también que existe una importante «brecha» entre las aspiraciones y las expectativas educativas de este colectivo. Así, aunque más de la mitad (el 53%) quiere ir a la universidad, sólo un 23% confía en lograrlo. Al grado educativo más alto, el postgrado, aspira el 9%, pero sólo el 5% confía en conseguirlo.
Para muchos estudiosos de la migración, esta brecha ha sido el origen de los conflictos ocurridos en países europeos con las segundas generaciones, como Francia o Gran Bretaña. A pesar de todo, el informe destaca que «no perciben gran rechazo y confían en la existencia de oportunidades».
Asimismo, el estudio encuentra diferencias significativas entre los alumnos de colegios concertados y los de colegios públicos, que tienen unas expectativas «significativamente más bajas».
En los primeros, el 63% del alumnado hijo de inmigrante quería llegar a la universidad, cuando en los segundos, «sólo la mitad» se lo plantea. Lo mismo ocurre de cara al mundo laboral. Según la investigación, un 26% de los alumnos de colegio público seleccionó entre sus aspiraciones trabajos de nivel bajo o medio, y poco más de un tercio manifestó confiar en llegar a ocupaciones gerenciales o profesionales.
Sin embargo, la mitad de la muestra de colegio concertado seleccionó ocupaciones de más alto nivel. No obstante, los autores inciden en que no se puede atribuir esta brecha a la calidad de la educación en cada centro, sino a la predisposición familiar: en general, los padres con mayores niveles de educación, medios económicos y ambición para sus hijos les llevan a colegios concertados, y esto se refleja en las aspiraciones de los adolescentes «independientemente de la enseñanza que reciban».
Pese a ello, los estudiantes de concertados tienen «una opinión aún más positiva de sus profesores y la disciplina escolar», emplean de media más tiempo a los deberes académicos y dedican menos horas a ver la televisión que sus compañeros de colegios públicos. De hecho, el 40% de éstos pasa tres horas o más cada día delante de la tele.
¿Se sienten discriminados?
El estudio incide en las diferencias en el entorno escolar, porque mientras una mayoría de los estudiantes en colegios públicos reporta la existencia de pandillas y frecuentes peleas interraciales o interétnicas en los centros, estas situaciones son «significativamente menores» en los colegios concertados. No existen variables respecto al tipo de colegio cuando se habla de discriminación.
Los autores explican que «pese a las frecuentes alusiones» públicas al fenómeno, más de la mitad de los hijos de inmigrantes declara que nunca se ha sentido discriminado, aunque existe un 5% que la ha padecido «muchas veces». Sin embargo, el 70,8% del total cree que los españoles se sienten superiores a los extranjeros.
Asimismo, el estudio destaca que para el 85% del colectivo es más importante su identidad nacional que religiosa, y concluye que sólo un tercio de esta segunda generación de inmigrantes se considera español, mientras que el resto se identifican más con sus nacionalidades de origen. En este sentido, el informe explica que la «relativa escasez de la autoimagen española y la fuerza de identidades y redes sociales étnicas reflejan, fundamentalmente, el carácter reciente de la migración, lo que conlleva que la mayoría de los hijos de inmigrantes actuales sean, ellos también, extranjeros».
No en vano, menos de la cuarta parte de la muestra declara que «no hay mejor país para vivir que España», mientras que el 76% de los encuestados está en desacuerdo con esta afirmación. Además, cuatro de cada diez nuevos españoles (más del 40%) no tienen interés en quedarse en el país y prefieren trasladarse a Norteamérica u otra zona del mundo desarrollado. Sólo un 27% quiere permanecer en España cuando sean mayores.
Cómo se ha realizado
El estudio recoge una muestra representativa de jóvenes nacidos en España de padre o madre extranjeros y nacidos en el exterior, pero asentados aquí antes de los 12 años. En total, han sido entrevistados 6.500 adolescentes – 3.375 en Madrid y 3.125 en Barcelona – con una edad media de 14 años y que llevan en España una media de seis años.
Aunque el estudio de campo se ha realizado en ambas ciudades, los datos presentados hoy se refieren sólo a Madrid, donde las entrevistas se han realizado en 125 colegios y públicos y concertados del Área Metropolitana.
Dos de sus autores, Alejandro Portes, de la Universidad de Princeton y Rosa Aparicio, de la Universidad Pontificia Comillas-ICAI-ICADE, han presentado la fase inicial de esta investigación, la primera que se realiza en Europa a cerca de la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes.
Portes llevó a cabo un estudio similar en Estados Unidos por el que siguió a lo largo de diez años la adaptación de los llamados «nuevos americanos». Escogió España para comenzar a analizar la situación europea por «la fuerte inmigración que ha habido en los últimos años» que ha proporcionado «un muestra con más de 60 nacionalidades distintas», aunque los países de origen predominantes son Ecuador, Colombia y Rumanía.