(PL).- Cinco militares murieron este viernes al atravesar un campo minado instalado por las FARC en una zona selvática del suroeste de Colombia, estratégica para el narcotráfico y en donde los rebeldes buscan frenar una ofensiva militar en su contra.
El ataque, el peor en lo va del 2009 con minas que anualmente matan o hieren a cientos de civiles y militares en el conflicto interno de más de cuatro décadas, se registró cerca al pueblo de Vista Hermosa, en el departamento de Meta.
El Ejército responsabilizó del ataque, que también dejó ocho militares heridos, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo rebelde activo más antiguo del hemisferio que dice luchar por imponer un régimen socialista en este país de más de 44 millones de habitantes con marcadas diferencias entre ricos y pobres. «Cinco militares murieron y ocho resultaron heridos al explotar una caleta (escondite) hallada por tropas de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, en momentos en que era sometida a inspección», dijo un informe militar.
Una zona estratégica en el conflicto
En la región en donde se produjo el ataque existen plantaciones de hoja de coca y laboratorios para la producción de cocaína, mientras que las Fuerzas Militares mantienen por tierra, aire y ríos una ofensiva contra la guerrilla, que fue obligada a replegarse en lo profundo de la jungla, pese a que por años controlaron la zona.
El año pasado, 373 efectivos de las Fuerzas Armadas murieron en combates contra los grupos armados ilegales, muchos mutilados por explosiones de minas. Según estadísticas oficiales, desde el 2002 las minas han dejado 1.371 muertos y 4.822 heridos, la mayoría civiles. La ONU considera a este país sudamericano como el más afectado del mundo por las minas, por encima de Camboya y Afganistán.
El riesgo de las minas antipersona
Las autoridades calculan que alrededor de 100.000 minas están sembradas en diferentes regiones, con un alto riesgo para civiles y efectivos de las Fuerzas Armadas.
La guerrilla utiliza minas para proteger cultivos de hoja de coca y sus campamentos, así como para evitar el avance de las tropas a apartadas zonas selváticas y montañosas que aún controla y a donde fue replegada por una ofensiva militar del presidente Alvaro Uribe que tiene el apoyo de Estados Unidos.
En medio de la ofensiva importantes comandantes de las FARC murieron en los últimos dos años, mientras que miles de combatientes desertaron reduciendo la capacidad militar del grupo rebelde considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
Las Fuerzas Militares revelaron en febrero un plan de la guerrilla para aumentar sus ataques con minas, explosivos y francotiradores, en un intento por evitar una derrota militar y recuperar espacio político.