Como ex abogada y ejecutiva de un hospital en el que ganaba más de 235.000 euros, Michelle Obama asegura en una entrevista en ¡Hola!, que el único aspecto de su nuevo trabajo que no cuadra en sus expectativas es la falta de un sueldo. La primera dama estadounidense describe su día a día en la Casa Blanca, un «hogar» que ya siente como suyo, junto a sus hijas, Malia, de diez años, y Sasha, de siete, y a su esposo, Barack.
La jornada empieza a las cinco y media de la mañana para hacer ejercicio en su gimnasio privado. Barack y Michelle desayunan juntos casi todos los días unos «sencillos gofres», según señala en la entrevista concedida en exclusiva para la revista. En su papel de madre, Michelle procura que sus hijas no pierdan «las viejas costumbres», por eso siguen haciendo sus camas y limpiando su habitación.
Fregar los platos después de la cena y hacer sus deberes diarios son otras de las tareas que Michelle incluye en la rutina de las pequeñas, porque «deben continuar siendo obedientes». La familia, la fe, los valores, los mensajes de sus padres, son algunos de los pilares en los que se sustenta la primera dama para no perder el equilibrio.
Michelle recuerda cómo conoció a su marido, al que rechazó en un primer momento. «La primera vez que vi a Barack me gustó, pero como amigo. El fue muy insistente, pero tuve que rechazarle varias veces porque yo era su jefe», afirma. Del actual presidente del EEUU le impresionaron su ideales y, sobre todo, que «siempre se dedicaba a intentar resolver los problemas». Y pensaba «este es un hombre con el que podría formar una familia». Pero naturalmente nunca llegó a soñar que esa familia iba a ocupar algún día la Casa Blanca.
Cuando Obama le anunció que presentaría su candidatura a la presidencia del país, ella le respondió: «¡No, por favor, no!». «Pasé gran parte de mi matrimonio intentando convencerle de que para cambiar el mundo podría hacer algo más sensato, como escribir, pero luego empecé a pensar más allá de mí misma y dejé a un lado el egoísmo», señala.
La primera dama asegura que siempre le ha sorprendido lo tranquilo que es su marido. «Le veo encantado. No veo que le pese el cargo. Es una persona con las ideas claras de una forma que me reconforta como ciudadana», concluye.
Michelle afirma que su matrimonio funciona «pero no quiero decir que es fácil. Funciona porque le ponemos mucho empeño. Tenemos un matrimonio fuerte, pero ne es perfecto, asegura la sucesora de Laura Bush en la Casa Blanca.