El presidente de FAES, José María Aznar, ha acusado hoy al Gobierno de actitud «mezquina» con los disidentes cubanos y de mantener unos «inexplicables intereses» que le llevan a relacionarse de la misma forma con regímenes democráticos o con dictaduras.
Aznar ha hecho estas acusaciones en el acto de presentación del libro del escritor cubano Carlos Alberto Montaner «La última batalla de la Guerra Fría. Cómo y por qué se hundió el comunismo».
El ex presidente del Gobierno ha explicado que, hasta hace poco, España apoyaba la libertad y el cambio en Cuba y que se tuviera en cuenta a los disidentes, pero ha lamentado que esa actitud sólo se mantuviera «hasta que alguno decidió darle la vuelta» y hacer «todo sin los disidentes y nada con los disidentes».
Esta, a su juicio, es una «política mezquina» que debe rectificarse cuanto antes, ya que cuando los cubanos recuperen su libertad no deberán nada a quienes nada hacen ahora por ellos.
Ha subrayado que, antes, esa política se comprometía en América Latina con quienes defendían la libertad, mientras que ahora «los inexplicables intereses del Gobierno español consisten en mantener amigables relaciones con cualquier régimen, con independencia de que allí exista democracia, se viva en libertad o se respeten los derechos de las personas».
Tras insistir en que España no puede tratar igual a un líder democrático que a un dictador, ha instado a defender a los gobiernos que luchan contra el terrorismo con las armas del Estado de Derecho y a actuar en consecuencia con quienes desarrollan políticas indecentes de apoyo a grupos terroristas.
Para Aznar, ahora ha desaparecido el liderazgo de España en la UE para hacer que estos criterios guiaran la política europea, y el país debe recuperar el objetivo de que los valores de la democracia y la libertad triunfen en América Latina frente al populismo y las dictaduras.
«La voz de España debe liderar una vez más la defensa de la libertad y la democracia en América Latina», ha añadido.
Aznar ha calificado de «incomprensible» que, tras la caída del Muro de Berlín, se mantenga una dictadura como la cubana, y, ante ello, ha instado a que cada vez haya más voces que digan «bien alto» que en Cuba no hay libertad y sólo existe la dictadura y una opresión y miseria moral y material.
El ex presidente del Gobierno ha advertido de que el final del castrismo no llegará porque sí, y de que nada asegura tampoco que la desaparición de los hermanos Castro lleve automáticamente a la libertad y la prosperidad.
«Pero el cambio puede, debe y tiene que llegar a Cuba, y llegar muy pronto. Si cualquier dictadura es detestable -ha proseguido-, medio siglo de dictadura es, simplemente, una atrocidad».
Para el ex presidente del Gobierno, la comunidad internacional tiene la responsabilidad de propiciar ese cambio y ahora hay una buena oportunidad con «los nuevos aires que se respiran en Washington y en la relación atlántica».
Ha recalcado que la sustitución de Fidel por Raúl Castro no está propiciando el cambio, ya que sólo ha habido el relevo de algunas caras, pero ha instado a los cubanos, y en especial a los disidentes, a que no tengan miedo y a que mantengan la esperanza porque la libertad llegará.
Aznar ha subrayado que Cuba es un fracaso económico porque es comunista y, tras calificar de error el embargo a la isla, ha pedido que éste acabe y ha subrayado que eso es lo que pidió también cuando era presidente del Gobierno porque está convencido de que la apertura y la libertad de comercio favorecen el avance hacia la democracia.
Al hilo de ello ha citado una conversación que mantuvo con Fidel Castro en 1998 en la que ha asegurado que el presidente cubano le confesó: «necesito el embargo para esta generación y la siguiente».