Un grupo de inmigrantes y vecinos de Ourense, naturales de varios países de Latinoamérica y África, se han organizado para iniciar una peculiar «lucha» para repatriar a Brasil los restos de la joven María Socorro Dasilva, asesinada y arrojada al río Avia por un vecino de Cenlle que confesó el crimen y está en prisión.
Las impulsoras fueron Lidia B.R. de 43 años, natural de la República Dominicana y residente en Ourense desde hace 10 años, y la brasileña Sandra C.L. de 40 años y vecina de la ciudad desde hace 14 años, cuyo «único» objetivo con esta iniciativa es «luchar por la repatriación de los restos de María Socorro, hoy o en un año, en cuanto lo permita el juez», dijo Lidia.
Ambas mujeres se conocieron por casualidad, ya que mientras Lidia buscó ayuda para abrir una cuenta en la que recoger aportaciones para el proceso de repatriación, Sandra comenzó a reunir firmas para, según el texto de las rúbricas, «pedir a las autoridades públicas el traslado a Brasil, su país de origen, del cuerpo sin vida de María Socorro Dasilva, víctima de violencia de género».
Según explicaron en una entrevista a Efe, las dos comenzaron a movilizarse al leer en los medios de comunicación que ninguna institución preveía hacerse cargo de la repatriación «a pesar de que constataron que su madre y su hija viven en Maranhao, a seis mil kilómetros del aeropuerto más cercano y sin posibilidades económicas», agregó Sandra.
«Las dos estábamos angustiadas y sensibilizadas por las pocas oportunidades que tuvo esta chica, ya que llegó a Ourense hace tres meses, atraída por una posibilidad de futuro, y cayó en manos de un desalmado que la mató, muy lejos de su casa y de su familia», continuó Lidia.
Ambas coincidieron en un locutorio del barrio de O Couto donde los clientes más habituales son latinoamericanos, decidieron «unir fuerzas» y tras descubrir que no podrían abrir una cuenta bancaria particular para recoger donaciones, buscaron y encontraron «la complicidad» de la asociación de senegaleses en Ourense que inmediatamente se brindó a poner su nombre en la cuenta.
Desde ayer, el colectivo tiene una cuenta abierta en la entidad La Caixa con el epígrafe «Repatriación de María Socorro» y, para los que no pueden acudir a un banco pero sí quieren ayudar, «hay ocho huchas distribuidas en locutorios, peluquerías de dominicanas y pizzerías, identificadas para recoger cualquier ayuda», declaró Lidia.
Ayer por la noche supieron que el juzgado de Ourense determinó que el Ayuntamiento debe enterrar el cadáver de la joven asesinada aunque no puso plazo, por lo que Lidia, Sandra y un grupo de colaboradores organizado en los últimos tres días iniciaron ya contactos con la familia de la víctima en Brasil para ver si pueden pagar el viaje a su madre, a tiempo para que asista al entierro.
Tras la conversación de ayer ya cuentan con la ayuda de un grupo de religiosas de Maranhao que colaborarán en los trámites de obtención del pasaporte.
La legislación en la materia, explicó a Efe la concejala de Bienestar Social, Marga Martín, impide el traslado del cadáver a Brasil porque ya transcurrió un mes desde su muerte y su estado impide un embalsamamiento que cumpla los requisitos, pero un familiar podría llevar de vuelta a Brasil las cenizas de María Socorro, aunque la incineración no está permitida todavía por el juzgado.
Pendientes de saber si tienen tiempo para traer desde Brasil a algún familiar de la joven para que asista a su entierro, Lidia y Sandra se proponen recorrer todos los clubes de alterne que puedan para explicar a las chicas que trabajan allí lo ocurrido y plantearles cómo pueden ayudar.
Cuentan ya con el apoyo de una treintena de inmigrantes de Venezuela, Colombia, China y otros países, asentados en la ciudad de Ourense. Por Rosa Veiga