(PD).- El sacerdote Ramiro Ludeña, natural de Toledo, fue asesinado en Recife, nordeste de Brasil, donde trabajaba desde hace 34 años en una asociación de apoyo a niños de la calle, informaron fuentes policiales. Será enterrado en Brasil.
Según la Policía, el padre Ludeño fue abatido a tiros en el interior del coche que conducía. El religioso fue disparado cuando salía de casa de una amiga a la que había ido a cenar y resultó alcanzado en el brazo. El disparo le perforó el tórax, lo que le produjo la muerte en el hospital al que fue trasladado, según los medios.
El Departamento de Homicidios y Protección Personal (DHPP) ha iniciado una investigación de los hechos y, según una responsable de este departamento, Josineide Confessor, la principal hipótesis que se baraja es que se trató de una ejecución. «Tenemos información de que el padre estaba acompañado de dos mujeres en el interior del coche en el momento del crimen», señaló.
Las dos testigos «ya prestaron declaración y vamos a encaminar la investigación de acuerdo con esa hipótesis, ya que no se robó nada», explicó la delegada, que precisó que la Policía ya tiene la descripción física del joven que llevó a cabo el ataque, y está prevista la elaboración de un retrato robot.
Los medios apuntan a que el crimen fue obra de un joven, probablemente un adolescente, que vestía una camisa blanca y llevaba una mochila azul en la que escondió la pistola de calibre 12 mm que empleó en el asesinato.
El sacerdote español residía en Brasil desde hace 34 años y estaba muy implicado en el MAMER, organización que lleva a cabo actividades con adolescentes del barrio de Socorro, en Jaboatao dos Guararapes, en la zona metropolitana de Recife.
Según los amigos del religioso, el padre Ludeño era muy querido y no había recibido amenazas. «Se llevaba bien con todo el mundo, no creo que haya ningún motivo para matarle», afirmó el coordinador del proyecto MAMER, Fernando Sergio Gomes. Los amigos del sacerdote se han puesto en contacto con la familia de éste en España para organizar su funeral.
La presidenta de MAMER, Rose Guareschi, tampoco da crédito a lo ocurrido e insiste en que no tenía enemigos. «No nos creemos que alguien que hacía tanto bien haya sido asesinado por maldad, no había ningún motivo para ello», lamentó. Guareschi destacó que el religioso trabajaba desde hace 20 años con 180 jóvenes de entre 15 y 21 años y no había recibido amenazas. «Trabajar con adolescentes es siempre difícil, pero pese a ello no había recibido nunca amenazas», añadió.
Una vez concluida la autopsia del sacerdote, se establecerá un velatorio en la sede del MAMER a partir de las 19.00 horas de la tarde de hoy (hora local), mientras que el entierro está previsto para las 17.00 horas de mañana en el cementerio de Saudade, en la localidad de Jaboatao. A él se espera que asista una sobrina del religioso que llegará mañana desde España.