El estado de salud de Raúl Alfonsín, de 82 años y quien padece cáncer de pulmón desde 2007, «se agravó» en las últimas horas y «su pronóstico es reservado», informó hoy el médico del ex presidente argentino.
Ayer por la tarde la dificultad respiratoria que sufre Alfonsín «se agravó», además de experimentar «una tendencia al sueño y dificultad para mantener las conversaciones», manifestó a los periodistas el médico personal de Alfonsín, Alberto Sadler.
Tras señalar que el estado del que fuera presidente entre 1983 y 1989 «indudablemente se ha agravado y su pronostico es reservado», el doctor Sadler precisó que «está con oxígeno-terapia y kinesioterapia respiratoria, además de nebulizaciones y antibióticos».
«Esperamos que responda a este tratamiento», declaró a las puertas del domicilio en Buenos Aires de Alfonsín, quien permanece allí acompañado por sus familiares.
«Recen mucho por él», señaló a su vez monseñor Justo Laguna, obispo emérito de Morón (periferia de Buenos Aires), visiblemente consternado tras visitar al ex mandatario.
«Le di la unción. (Estaba) plenamente lúcido, sentado en una silla. Lo bendije, me agarró la mano y no la soltaba. Yo (vine) a mi función sacerdotal (y) ya la cumplí. No soy amigo de él, sólo soy un pastor», sostuvo.
El lunes médicos y parientes del ex presidente señalaron que padece «una neumonía bronco-aspiratoria, pero se está recuperando», y destacaron que se encontraba «lúcido, absolutamente conectado con la realidad».
El primer presidente democrático tras la última dictadura militar (1976-1983) e histórico dirigente de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) padece un cáncer de pulmón con metástasis ósea desde 2007.
Uno de sus hijos, Ricardo Alfonsín, agradeció «la preocupación» de la gente por la salud de su padre e indicó que la presidenta argentina, Cristina Fernández, llamó el lunes a la familia del ex jefe del Estado para conocer su estado de salud.
La última aparición pública de Alfonsín se produjo a principios de octubre pasado, cuando acudió a la inauguración de un busto con su efigie en el salón que recuerda a los ex presidentes argentinos en la Casa Rosada, sede del Gobierno, un acto que encabezó Cristina Fernández.
El ex mandatario fue el gran ausente en los festejos del 25 aniversario de la vuelta del país a la democracia, conmemorados el 30 de octubre de 2008.