(PD).- Moszy tiene 18 años, es africano e inmigrante. Llegó en cayuco a Tenerife el pasado 29 de marzo, junto a otros 60 subsaharianos de distintas nacionalidades, pero a diferencia de sus compañeros de travesía él es blanco; albino, para ser más exactos. En su país los albinos son asesinados para realizar rituales de brujería.
Cuando los servicios médicos acudieron a la playa tinerfeña de La Tejita, en el municipio de Granadilla, para atender a los recién llegados, esperaban encontrar lo de siempre: quemaduras, insolaciones, llagas provocadas por la sal, casos de deshidratación, desnutrición e hipotermia. Pero además de todo eso encontraron a Moszy, un negro con la piel blanca, casi transparente, por la ausencia total de melanina, informa El Mundo.
Hace una semana que se encuentra en un centro de internamiento de inmigrantes de Tenerife y ahora ha pedido asilo político porque, según afirma, en su país es perseguido para ser utilizado en rituales de brujería. «Mi cuerpo es codiciado para utilizarlo en rituales de brujería», asegura.
Aunque el principal enemigo de los africanos albinos es la radiación ultravioleta del sol, también se exponen a la discriminación de sus compatriotas y a la superchería local, informa Isabel Perancho. Las noticias hablan de persecuciones y asesinatos fruto de la creencia de que están hechizados y de que sus órganos atraen la riqueza.
Moszy teme literalmente que se lo coman. Según explica, se hacen auténticas barbaridades con el cuerpo de los albinos: los dedos son utilizados como amuletos y con su sangre se elabora el ‘muti’, una bebida que preparan los brujos locales con la creencia de que trae fortuna.