El presidente de Bolivia, Evo Morales, advirtió ayer de que si le ocurre algo a él o al vicepresidente del país, Álvaro García Linera, será culpa de la embajada de Estados Unidos y la «derecha fascista» de su país.
«Posiblemente tengo los días contados. Que sepa el pueblo boliviano si pasa algo con Evo, con Álvaro, con los ministros será obra de la derecha fascista que se está organizando con apoyo de la embajada de Estados Unidos», dijo Morales.
El mandatario boliviano hizo las declaraciones al canal estatal de televisión desde el Palacio de Gobierno donde cumple su cuarto día de huelga de hambre para presionar a los opositores en la aprobación de una ley que garantice los comicios generales de diciembre próximo.
Morales dijo que la oposición primero ha intentado «desgastar» su gestión, después buscó derrocarlo con un golpe de Estado civil y ahora, a su juicio, intenta acabar con su vida.
El presidente ha acusado varias veces a EE.UU. y a los grupos opositores bolivianos de buscar matarlo en medio de las diversas crisis que vivió el país, si bien el Gobierno no ha presentado pruebas al respecto.
Durante la entrevista, Morales conversó por teléfono con su homólogo de Venezuela, Hugo Chávez, quien le alentó a seguir adelante en su lucha política.
El mandatario boliviano también aprovechó para referirse a los intentos que la oligarquía de su país estaría haciendo para derrocarlo y comparó esta situación con la vivida en Venezuela hace exactamente siete años.
Morales dijo que el objetivo del golpe de Estado del 11 de abril de 2002 en Venezuela fue asesinar a Chávez, pero fracasaron, algo que no quieren que se repita en el caso boliviano.
«En ese golpe la tarea era acabar con tu vida y tengo información de que el imperio está arrepentido de no acabar con tu vida. El pueblo y la madre tierra nos salvan. Y ahora dice la derecha que no pueden cometer el mismo error de Venezuela», expresó el presidente boliviano.
Chávez calificó a Morales de «jefazo», le dijo que estaba «muy pendiente» de cómo iba a terminar el conflicto boliviano, un asunto del que también habló con Fidel Castro en su reciente visita a Cuba.