(PL).- Más de un millar de inmigrantes, casi todos ellos procedentes de Africa, acampan en los pinares de Huelva, desesperados por lograr trabajo en una campaña -la de la fresa- que este año no dará empleo ni a la mitad que en rtemporadas precedentes, debido a la crisis económica.
Explica Javier Martín Arroyo en El País que el aluvión de inmigrantes que Huelva ha sufrido este año ha desbordado la campaña fresera por la virulencia de la crisis.
Desde que la recogida empezó el pasado febrero, más de un millar de inmigrantes subsisten en condiciones muy precarias a las afueras de pueblos como Moguer, Palos de la Frontera o Lepe. A la espera de un trabajo para doblar el espinazo, que no llega. Las ONG duplican la cifra de los asentamientos hasta las 2.000 personas.
Estos recolectores frustrados, en su mayoría de Malí y Senegal, han levantado chabolas con cartones y plásticos para protegerse de la lluvia y sobreviven gracias a la ayuda de Cáritas y Cruz Roja. Con papeles, sin papeles, subsaharianos, marroquíes, rumanos… estas personas han llegado de todo el país para pedir hueco en una campaña colmada por las contrataciones en origen. Apenas hay mujeres. La desesperación cunde y muchos confiesan que mañana volverían a su país, si pudieran.
La inmensa mayoría de estos hombres rechaza ser entrevistado. Recelosos, vinculan la presencia de periodistas y sus noticias con la visita de la Guardia Civil para arrasar sus campamentos, que ha ocurrido siempre días después.