(PD).- Los centros del programa APOI (‘bienvenida’ en rumano) para la acogida de población de minorías étnicas de países del este de Europa han abierto sus plazas a familias residentes en Madrid de otras nacionalidades que se encuentran en situación de urgente necesidad y riesgo de exclusión social.
Hasta principios de año, el proyecto APOI estaba destinado principalmente a facilitar la integración de familias procedentes del este europeo con carácter seminómada o itinerante, destacando la población gitana rumana.
Como consecuencia de la crisis y de las altas tasas de paro entre la población inmigrante (28%), a estos centros han comenzado a acudir cada vez más personas y familias, sobre todo de origen hispanoamericano, con larga estancia normalizada en Madrid que se encuentran en riesgo de exclusión social.
Así lo ha explicado la delegada de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Concepción Dancuasa, que ha visitado el centro de acogida situado en Valdelatas junto con el consejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty.
El Plan Integral de Acogia APOI funciona desde 1999 y, según Dancausa, «ha demostrado ser un instrumento muy útil para el momento de transición entre la llegada a España del inmigrantes y su inserción en la sociedad».
El programa se lleva a cabo en los campamentos de Valdelatas y San Roque, ambos situados en el distrito de Fuencarral-El Pardo, y dispone de 45 plazas para unidades familiares, 20 plazas en el primero y 25 en el segundo.
En ellos se presta atención integral e integradora a través de actividades de formación a las familias para que adquieran hábitos de higiene, comportamientos y responsabilidades cotidianas y de atención social y escolarización a los menores.
Asimismo, se da apoyo para la búsqueda activa de empleo y acceso a la vivienda y para la incorporación de las familias a la comunidad.
En el primer trimestre de 2009 la ocupación de estos centros se ha incrementado casi un 50 por ciento, con la acogida de un total de 75 familias, según han informado fuentes del Ayuntamiento.
De enero a marzo de este año, además de familias procedentes de Rumania y Bulgaria, se han acogido familias procedentes de países tan dispares como México, Ecuador, Uganda, Nigeria, Rusia o República Dominicana.
La alta demanda para acceder a este programa ha forzado además la reducción, en algunos servicios, del tiempo de estancia, que pasa a ser de un máximo de cuatro meses, aunque «se estudia cada caso para considerar la prolongación del plazo», concluyó Dancausa.