El Gobierno de Brasil espera que «en un futuro no lejano» todos los países del continente puedan sentarse en la mesa del Consejo Permanente de la OEA, en clara referencia a Cuba, cuya participación en el organismo fue suspendida en 1962.
El nuevo embajador brasileño ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Ruy de Lima Casaes, señaló en su primera intervención ante el Consejo Permanente del organismo interamericano que «los tiempos actuales transcurren bajo el impulso de una nueva realidad y de nuevas esperanzas».
«Esta Organización supo renovarse, acompañando de esta forma la evolución histórica de nuestro continente», agregó.
El diplomático brasileño presentó sus credenciales el lunes pasado ante el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y sustituye a Osmar Vladimir Chohfi.
El nuevo embajador brasileño manifestó su satisfacción por la evolución del continente en la última década, y destacó la intención de participar de pleno en los trabajos de la OEA.
«Debemos trabajar juntos, y la OEA es el espacio político de diálogo y cooperación natural de todos los países del continente para enfrentar de forma coordinada y sinérgica los grandes desafíos» que existen, afirmó.
En particular, aseguró, «Brasil pretende mantener y, si es posible, ampliar» su «cooperación con los órganos que forman parte del sistema interamericano de Derechos Humanos».
El embajador brasileño citó también su deseo de contribuir a tareas como la protección del medio ambiente, la lucha contra la violencia y el crimen organizado, a las misiones de observación electoral, a las negociaciones sobre la Carta Social de las Américas y a la ayuda y el fortalecimiento institucional de Haití.