El Gobierno de México aseguró ayer que no ocultó información sobre la aparición del brote de gripe A, en respuesta a una acusación en ese sentido del ex presidente cubano Fidel Castro, quien dijo que se hizo para que el presidente de EE.UU., Barack Obama, no suspendiera su visita a tierras mexicanas.
«Creo que hemos insistido, relatado hasta con lujo de detalles toda la historia de los casos a la OMS (Organización Mundial de la Salud)», afirmó en una rueda de prensa el ministro mexicano de Salud, José Ángel Córdova, en respuesta a un periodista.
«Nunca ha habido ningún ocultamiento. Eso es lo que puedo decir», agregó el ministro, que a una segunda pregunta sobre el mismo tema indicó que es la Secretaría de Relaciones Exteriores la que debe analizar si responde a Castro.
La acusación del ex presidente cubano apareció el lunes por la noche en un artículo difundido en el sitio web cubadebate.cu.
«Las autoridades mexicanas no le informaron al mundo (de) la presencia de la misma (epidemia de gripe) esperando la visita de Obama, ahora nos amenazan con suspender la del presidente (mexicano, Felipe) Calderón», a Cuba, indicó Castro.
Castro se refería a los comentarios del presidente mexicano sobre la posibilidad de no viajar a la isla como tenía previsto hacer a mediados de este año, tras la decisión del Gobierno cubano de suspender, el 29 de abril, los vuelos con México por la epidemia de gripe A desatada en territorio mexicano.
«En este momento nosotros y decenas de otros países pagamos los platos rotos y encima nos acusan de medidas lesivas a México», señala el texto.
«Ahora quedamos como injustos, sin fundamentos técnicos y país hostil al pueblo de México», agrega.
Castro también se refiere al estudiante mexicano que se convirtió en el primer caso positivo de esa enfermedad en la isla.
«Lo único que puede afirmarse ahora es que no lo introdujo la CIA. Vino de México», afirma, para aclarar después que «los estudiantes mexicanos no tienen la más mínima culpa, son excelentes personas».
Durante el mandato de Vicente Fox (2000-2006), las relaciones diplomáticas entre México y Cuba estuvieron a punto de romperse.
Las diferencias comenzaron en 2002, cuando Fox pidió a Castro, entonces presidente, que acortara su visita a la Cumbre de Monterrey, en el norte de México, para evitar conflictos con el mandatario de EE.UU., George W. Bush.
Castro difundió la grabación de esa conversación y la polémica posterior llevó a Fox a retirar a su embajadora en La Habana, Roberta Lajous, y a expulsar al cubano Jorge Bolaños tras acusar al Gobierno de Cuba de entrometerse en asuntos internos.
Sin embargo, con Calderón las relaciones entre los dos países parecían haberse normalizado, como quedó de manifiesto el año pasado con la visita de la canciller mexicana, Patricia Espinosa, a Cuba, que fue correspondida por la de su entonces homólogo cubano, Felipe Pérez Roque.
Calderón tenía previsto visitar la isla caribeña a mediados de año, en respuesta a una invitación de Raúl Castro.