(Yolanda Valery/BBC Mundo).- Estudiantes de diferentes universidades públicas marcharon este miércoles en Caracas, para pedir que no se les recorte el presupuesto en un 6%, en línea con el ajuste de las cuentas nacionales implementado a raíz de la caída de de los precios del petróleo.
La marcha se desarrolló de forma pacífica, aunque antes y después se produjeron incidentes violentos dentro de la Universidad Central de Venezuela (UCV), desde donde partió la manifestación.
La noche del martes dos vehículos fueron incendiados en el campus de esa institución, mientras que dos unidades de transporte público tuvieron el mismo destino al mediodía de este miércoles, después de ser secuestradas por grupos de encapuchados, según declaró el conductor de una de ellas.
Las autoridades universitarias atribuyeron estas acciones a grupos oficialistas de la universidad. El ministro del Interior, Tareck el Aissami, responsabilizó directamente a esas mismas autoridades rectorales de la violencia.
Inmediatamente, la UCV respondió con un comunicado en el que exigió investigar los hechos y afirmó que no se iba a «dejar amedrentar».
Mientras, una mesa de diálogo preparada por el Ministerio de Educación Superior, frente a cuyas oficinas terminó la marcha, se convirtió en un fiasco, de acuerdo con lo que expresaron los representantes de la marcha.
La rectora de la UCV, máxima casa de estudios superiores del país, Cecilia García, dijo que el ministro le había tendido una «emboscada», porque había dejado pasar a un grupo de estudiantes afectos al llamado proceso revolucionario para descalificar e incluso ofender a quienes estaban manifestando su desacuerdo con el recorte presupuestario.
Divididas, como el resto
Las universidades venezolanas no escapan a la polarización que se vive en Venezuela.
Antes de que el presidente Hugo Chávez llegara al poder, la UCV era popularmente reconocida como una institución de tendencia de izquierda. En cierta forma hubo la expectativa de que tendería a alinearse con el proyecto político del ahora Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Pero las cosas no ocurrieron exactamente así. Hay grupos que, efectivamente, apoyan ese proyecto dentro de la universidad, el más notorio quizás el Movimiento 28 de marzo (M28). Pero en los últimos años, la opción oficialista ha venido siendo derrotada en las elecciones de distinto tipo, desde las de la Federación de Centros de Estudiantes hasta las rectorales.
«Este no es un problema entre la oposición y el gobierno. Es un problema de la academia», rezaba un comunicado de la UCV tras conocerse los últimos hechos de violencia.
«Nos siguen separando, pero este pueblo no se arrodilla. Vamos a construir ese país que fuimos una vez, un país de hermanos», se lamentaba la rectora de la UCV en declaraciones a los medios de comunicación, y en lo que parecía un intento por llamar a la conciliación. Pero no compartían del todo ese espíritu los estudiantes en la calle.
«Sociología no es chavista», gritaban este miércoles estudiantes de esa facultad, incorporados a la marcha en protesta por los recortes presupuestarios.
«La UCV es de todos, no de la oligarquía», decían, apostados frente a la escuela de Trabajo Social, algunos estudiantes con camisetas rojas y consignas oficialistas, que veían pasar la manifestación unos metros más allá.
Tres oficiales de seguridad se interponían entre los dos grupos, para evitar que algún exaltado, de cualquiera de los bandos, se fuera a las manos con el otro.
Y lograron evitar que manos golpearan cuerpos. Pero no que expresaran opiniones, a través de gestos.
Dos tipos de universidades
Las universidades públicas tradicionales se quejan de que les aplicaron un recorte presupuestario, que se suma al hecho de que no se les han incrementado los montos asignados -más que para pagar aumentos de sueldos- en los últimos cinco años.
Eso afecta servicios como el de biblioteca y compra de revistas especializadas, uso de internet y comedor universitario.
Portavoces de los estudiantes que simpatizan con el gobierno alegan que las autoridades universitarias no son transparentes en la administración de recursos y que los derrochan en bienes y servicios superfluos, como automóviles de lujo.
Hay otro grupo de universidades, sin embargo, de las que no se oyen reclamos. Se trata de las casas de estudio creadas por el gobierno de Hugo Chávez, y que incluyen la Universidad Bolivariana, la Universidad de las Fuerzas Armadas y la Universidad Experimental de las Artes.
El rector de la Universidad Simón Bolívar, Benjamín Scharifker, dijo este miércoles en un programa de televisión que desconocía si esas universidades se beneficiaban de mejores presupuestos, porque el ministerio de Educación Superior no era transparente con sus números.
Especuló que las universidades «no alineadas» con el gobierno eran incómodas, por lo cual estaban siendo cercadas presupuestariamente.
Por su parte, el ministro del ramo, Luis Acuña, calificó la polémica de manipulación con fines políticos. Aseguró que tenía instrucciones precisas de no tocar los servicios estudiantiles, como el comedor y los salarios.
También rebatió la acusación de que su despacho no es transparente con el alegato de que el manejo de los presupuestos universitarios por parte de los rectores es «una caja negra» (un misterio).
El ministro invitó a las partes interesadas a discutir estos temas. Sin embargo, al menos la oportunidad que hubo este miércoles parece que se perdió entre consignas y diatriba.