El politólogo filipino Walden Bello, partidario de «alternativas imaginativas» para hacer frente a la crisis, alertó ayer contra el «nacionalismo malsano» consistente en atribuir a los inmigrantes de la culpabilidad de la actual crisis económica para conseguir rentabilidad política.
En una conferencia de prensa en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), invitado por el movimiento Foro social gallego, consideró que «hay nacionalismos sanos y otros malsanos».
Entre los «sanos» consideró que figuran los que «son el resultado de la lucha contra la opresión de culturas centrales o autoridades centrales, y que están asociados con la liberalización de la población».
Apuntó que se trata de situaciones que suceden en su propio país, Filipinas, donde en la isla oriental de Mindanao «hay grupos musulmanes que intentan obtener mejores condiciones frente a la tradicional opresión de la población cristiana del centro», y dijo que por ello «puedo entender lo que también ocurre aquí» en España.
Sin embargo, alertó que «hay otros movimientos nacionales que están asociados con culturas dominantes que no van hacia una liberación social, sino más orientados hacia la dominación de las minorías y los inmigrantes, comparable al tipo de fascismo que surgió en la década de 1930 en Europa y en Japón».
En ese sentido, advirtió de que «lamentablemente en este tipo de periodos en que la gente pierde sus trabajos y no entienden que es debido al sistema capitalista neoliberal que los ha hecho fracasar, es fácil para algunas personas ofrecer soluciones simplistas y considerar que es debido a que los extranjeros toman sus trabajos».
Por ello, opinó que ese tipo de nacionalismo pude llevar a una «situación peligrosa» ya que «hay grupos políticos que exhiben como populistas pero en realidad esposan políticas tribales excluyentes».
Bello, doctorado en Sociología por la Universidad de Princeton (EEUU) y una influyente figura de los movimientos que reclaman alternativas a la globalización, consideró que tras la «retórica antiliberal», algunos grupos de derecha tratan de captar votos utilizando a los inmigrantes como «cabeza de turco».
«Mi gran temor es que pese a que esos grupos en los últimas dos década en Europa fueron puestos en jaque, esta crisis económica puede darles la oportunidad de alcanzar las masas y convertirse en actores significativamente políticos tanto en Europa como en Estados Unidos».