El chamán brasileño y líder de la etnia yanomami, Davi Kopenawa, recibió ayer un homenaje en Madrid por su defensa de los derechos de su pueblo y de otros territorios indígenas de Brasil, en un acto en el que aseguró que nació «para luchar» y que seguirá haciéndolo para mejorar la calidad de vida.
Kopenawa, a quien la prensa ha bautizado como el «Dalai Lama de la Amazonía», recibió hoy una mención honorífica otorgada por el jurado del Premio Bartolomé de las Casas, un galardón convocado por la Casa América de Madrid y la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Este premio reconoce el trabajo a favor del entendimiento y la concordia con los pueblos indígenas y de la protección de sus derechos y respeto de sus valores.
En una rueda de prensa en Casa América de Madrid, el líder yanomami se mostró «muy contento» y agradecido por el galardón.
El pueblo yanomami, ubicado en la Amazonía, fue invadido en la década de los 80 por decenas de miles de buscadores de oro brasileños que acabaron con un 20 por ciento de la población indígena en tan solo siete años.
Kopenawa salvó al pueblo del borde de la extinción liderando una campaña junto a Survival International y la Comisión Pro Yanomami (CCPY) para lograr la demarcación de sus tierras, lo que se materializó en 1992.
«Yo nací para luchar, para defender a mi pueblo», dijo el chamán brasileño, quien advirtió de que seguirá luchando para preservar su tierra y sus habitantes.
Pese a que la tierra ya está demarcada y reconocida oficialmente en Brasil -no en Venezuela-, el pueblo yanomami sigue teniendo «muchos problemas», según Kopenawa.
A su juicio, el Gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva «debe mirar más» a los pueblos indígenas. «Es mitad amigo, no total, de los indígenas», precisó.
La salud es uno de los problemas más graves que afronta este pueblo, con especial incidencia de la malaria y la tuberculosis, enfermedades que en su día, recordó, trajeron los buscadores de oro.
«Continuaremos luchando para mejorar la salud y que no se repitan las muertes que se produjeron 500 años atrás», afirmó.
En 2004, junto a otros líderes regionales, Kopenawa fundó la organización Hutukara con el objetivo de ampliar y fortalecer la defensa yanomami para unirse y trabajar juntos.
«Se trata de defender nuestros derechos, el medio ambiente, el agua, la salud, los animales, los ríos», dijo.
Las empresas mineras y la «invasión» de los buscadores de oro son otro de los problemas que afrontan los yanomami. «Perturban nuestras tierras y hay que sacarlos de allí otra vez», dijo Kopenawa.
El pueblo yanomami está integrado por unos 22.000 miembros repartidos casi a partes iguales entre Brasil y Venezuela.
«No somos políticos. Nuestra política es no destruir la tierra», concluyó Kopenawa.