El trabajador boliviano que perdió el brazo en un accidente laboral en una panificadora del Real de Gandia (Valencia) ha expresado hoy que se siente «un poco más tranquilo» porque viene su madre desde Bolivia, mientras que sus familiares han pedido el permiso de residencia para cuidarle y justicia ante la imputación de los jefes de la empresa.
Franns Melgar Vargas ha sido dado de alta esta mañana en la Clínica Virgen del Consuelo (Valencia) después de dieciocho días ingresado desde que el 28 de mayo ocurriese el accidente laboral y perdiese su brazo izquierdo.
Junto a su hermana, Silvia Melgar, y el cónsul de Bolivia en Valencia, Mario Touchard, quien se ha encargado de trasladarlo a su casa en coche, Franns ha afirmado que está contento de poder ver a su madre después de más de dos años, aunque se ha mostrado preocupado por su reacción cuando lo vea con el brazo amputado.
«Me siento un poco más tranquilo porque mi madre viene a cuidarme y va a estar más pendiente de mí. Dice que está ansiosa de verme, pero cuando me vea así no sé que irá a pensar», ha asegurado a los periodistas.
Su hermana ha expresado también su felicidad por la recuperación de su hermano y porque el Gobierno español le ha concedido el permiso de residencia, y ha pedido que también se les otorguen al resto de sus hermanos que tienen que cuidarle.
«Le pedimos al Gobierno que nos dé los papeles a nosotros también para estar regulares aquí en España porque nosotros vamos a ser los que lo vamos a cuidar. Nos necesita», ha afirmado.
Preguntada sobre qué le parecía la citación como imputados de los dos jefes de la panificadora donde trabajaba Frann, Silvia ha declarado que quieren justicia.
«Queremos justicia sobre esto. Ya hemos esperado una semana para que (los dueños) recapaciten sobre qué podían hacer y qué solución tener», ha señalado.
Franns, que sufrió la amputación de su brazo izquierdo el pasado 28 de mayo, estaba empleado en la empresa panificadora de forma ilegal, trabajaba doce horas al día y cobraba 700 euros al mes, según sus declaraciones.
Según denunció el sindicato CCOO, el jefe del trabajador tiró el brazo a un contenedor de basura después del accidente, lo que impidió su reimplantación, le dejó a 200 metros del hospital y le pidió que no dijera nada sobre su situación laboral.
Después de ser atendido en el Hospital de Gandia, el trabajador fue trasladado a la Clínica Virgen del Consuelo de Valencia, donde ingresó inicialmente en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del centro.
La panificadora fue paralizada por la Inspección de Trabajo al día siguiente del accidente, porque las instalaciones técnicas estaban en «estado deficiente, sobre todo las eléctricas», según declaró el conseller de Economía, Hacienda y Empleo, Gerardo Camps.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Gandia (Valencia) citó el jueves pasado como imputados a los dos hermanos responsables de la empresa, según un comunicado del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Además, al día siguiente, el Gobierno regularizó «por razones extraordinarias» al trabajador boliviano y remitió a la Fiscalía un informe de Inspección de Trabajo que denuncia «graves deficiencias de seguridad e higiene» en la panificadora donde trabajaba.
En el informe se constató que el trabajador no estaba dado de alta en la Seguridad Social y se ordenó la clausura de la actividad de la empresa.