Miles de inmigrantes reciben ahora dinero desde sus países para poder sobrevivir en España

(PD).- Felipe llegó a Valencia hace cinco años. Durante todo ese tiempo su trabajo como peón de obra le ha permitido enviar dinero a su familia en Perú. Religiosamente, a principios de cada mes, este inmigrante acudía a un locutorio del barrio de Serrería para mandar 300 euros a sus seres queridos. Era lo habitual. De un país próspero se mandaba dinero a otro con menos nivel de desarrollo.

Cuenta Beatriz Lledó en Las Provincias que eeso cambió hace dos meses tras perder su empleo. Ahora los papeles se han invertido.

La familia a la que hasta la fecha ayudaba es la que tiene que enviarle dinero desde Sudamérica para que él pueda sobrevivir. «Lo estoy pasando mal. Me quedé sin trabajo a principios de este año y he empezado a acumular deudas que no puedo pagar», reconoce angustiado este joven de 29 años.

El caso de Felipe no es una excepción. Miles de inmigrantes de distintas nacionalidades están recibiendo dinero de sus familiares que viven en sus países de origen para poder afrontar la crisis económica. La situación ha dado un giro de 180 grados.

«Por desgracia hay muchos casos de marroquíes que están siendo auxiliados económicamente desde su país. Suelen ser personas que ya llevan bastante tiempo en el paro y empiezan a tener problemas para pagar las hipotecas y el resto de gastos», advirtió Mimi Boughaleb, portavoz de la asociación de marroquíes en Valencia. Según sus cálculos más del 30% de los 72.000 inmigrantes de Marruecos que residen en la Comunitat, es decir, unos 21.000, reciben dinero desde África para poder mantenerse en la región.

La situación es desesperada. El pasado jueves, un grupo de inmigrantes llegó a Madrid tras hacer el camino a pie desde Valencia. Los afectados solicitaban un aplazamiento en el pago de las hipotecas.

Los representantes de distintas agrupaciones coinciden en que esta solución desesperada se extenderá dentro de poco a más extranjeros a medida que la crisis se agrave. «Hay muchas otras personas que se están quedando en el paro y de aquí un tiempo, cuando se les acabe la prestación, tendrán que acudir a sus allegados para que les manden el dinero necesario para sobrevivir aquí», alertó Mimi.

Lucha por salir adelante
Sin trabajo y sin vivienda propia, muchos inmigrantes ecuatorianos en la Comunitat también luchan para salir adelante.

«Desde Ecuador envían dinero a los que emigraron a Valencia para que puedan seguir viviendo aquí y esperar a que pase la crisis. Esto está ocurriendo desde febrero o marzo. Las cantidades varían aunque la media está en 400 o 500 euros al mes», explicó Enrique Minga, presidente de la asociación Inti Ñan.

Sin embargo, no todos utilizan este dinero para cubrir los gastos que tienen. Algunos ahorran para poder pagarse el billete de vuelta a su país. «Sólo en nuestra asociación, medio centenar de ecuatorianos han regresado en los últimos tres meses», aseguró el responsable de Inti Ñan.
Desde noviembre del año pasado, casi 500 inmigrantes se han acogido al Plan Retorno Voluntario en Valencia y Alicante, según los datos del Ministerio de Trabajo.

Además, la Conselleria de Inmigración desarrolla desde 2007 un plan de cooperación de retorno con la colaboración de Cruz Roja, al que el año pasado se destinaron 122.000 euros. Sólo en el primer mes del año, 139 personas solicitaron acogerse al programa, cifra que dobla a la registrada en todo 2008, donde se tramitaron 64 solicitudes.

«La mayoría de las personas que solicitan esta asistencia se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad. No es una decisión sencilla puesto que implica un objetivo vital no cumplido por lo que nuestro deber es facilitarles lo máximo posible un proceso de tal envergadura», reconoció el conseller, Rafael Blasco.

Casas hipotecadas
En algunos casos, la petición de auxilio que cruza el Atlántico no puede ser satisfecha. «Hay que recordar que son personas que hasta ahora han sido ayudadas por los que emigraron a España. Por ejemplo, en Bolivia la crisis se nota mucho más. Allí están peor, con lo que no pueden enviarles dinero a los familiares de aquí aunque tengan hipotecadas sus casas y grandes préstamos», explicó Javier Ergueta, presidente de la asociación de bolivianos en Valencia.
Algo similar ocurre con los inmigrantes procedentes de Perú.

«Allí no están mucho mejor. Además, a diferencia de otras nacionalidades que emigraron hace poco, la gente de Perú ya está asentada en la Comunitat y de una forma u otra intentan salir adelante», apuntó Carlos Tabeada, presidente de la asociación de peruanos en Valencia.
Una de las soluciones más socorridas es la de enviar a los hijos al país de origen hasta que la coyuntura mejore.

«Están con el agua al cuello y muchos están optando porque los hijos vuelvan a casa y ellos tratar de seguir luchando bien para volver a traerlos o bien para mantenerlos en la distancia», apuntó Enrique.

Por su parte, Jadiya Chelo, representante del Centro Cultural Islámico de Valencia, sostiene que sufren las penurias económicas «tanto como los propios valencianos y españoles».

Por este motivo, aseguró que, aunque desconoce los datos, no le extrañaría que muchos emigrantes procedentes de países de confesión islámica «estuvieran acudiendo a sus familias para poder pasar esta mala situación económica».

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