(PD).- El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, destituido por el Parlamento de su país que nombró en su lugar a Roberto Micheletti, dijo en Nicaragua que está vivo por «una gracia de Dios».
Zelaya, que se encuentra en Managua participando en una reunión urgente de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), exigirá ser restituido en su cargo, anunció además que regresará a Tegucigalpa para tomar posesión de su cargo «en el momento en que consideramos que debemos de hacerlo».
«Estoy vivo por una gracias de Dios, honestamente se lo digo», manifestó Zelaya durante la inauguración de esa cumbre extraordinaria de la ALBA, flanqueado por los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Daniel Ortega (Nicaragua) y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez.
«Hubo un momento en que las ráfagas de las metralletas que estaban disparándose enfrente nuestro eran tan fuerte y era tanta la violencia y la brutalidad con que invadieron más de 200 elementos (militares) mi casa» en primeras horas de la mañana de este domingo, narró.
«Si no suelta el celular, le disparamos»
Zelaya contó cómo un grupo de militares encapuchados, armados y protegidos con chalecos antibalas lo amenazaron.
«Me decían: si no suelta el celular (teléfono móvil), le disparamos. Suelte el celular señor, y todos apuntando sobre mi cara y mi pecho», prosiguió.
En forma muy audaz les dije: si traen orden de disparar, disparen, no tengo problema de recibir de parte de los soldados de mi patria una ofensa más para mi pueblo, porque lo que están haciendo es ofendiendo al pueblo.
«A mí me sacaron a la fuerza, me secuestraron, pero aún aquí (en Nicaragua), sigo siendo el presidente. Mi período termina el próximo año, no en éste», subrayó Zelaya.