(PD).- A principios de los años noventa, Argentina sufrió dos de los peores atentados de su historia con la explosión de dos edificios israelíes en pleno centro de Buenos Aires por parte de grupos yihadistas. Poco o nada pudieron esclarecer las investigaciones posteriores a estos ataques donde murieron más de un centenar de personas. Ahora, el analista político y experto en Oriente Medio, George Chaya, acaba de publicar un libro de investigación donde abre la hipótesis de una posible colaboración de los ‘Montoneros’, grupo terrorista surgido a principios de los setenta, con los islamistas radicales.
En su último libro aborda la conexión argentina con los atentados yihadistas de la Embajada de Israel y la AMIA, especialmente desde la figura de los ‘montoneros’. ¿Podría explicar al lector español como un grupo terrorista de principios de los setenta puede haber participado en dos acciones brutales perpetrados por radicales islamistas?
Lo que abordo en el libro tiene que ver con la conexión local, un aspecto de la investigación de la Justicia argentina, que tuvo buen tino en la detección de los funcionarios iraníes, ratificada por la Interpol. Respecto a esta conexión hay una nebulosa donde se han buscado alternativas y nunca se ha llegado a un conclusión definitiva. Ahora pretendo abrir una hipótesis que permita echar luz sobre unos crímenes que han dejado muchos muertos en Argentina.
En Argentina se investigaron los llamados ‘carapintadas’ -sectores militares extremos de la derecha nacionalista- y no se logró establecer conexión. Exceptuando estos grupos, hay que abordar otras alternativas; determinar si otros sectores, más allá de haber sido descabezados en la confrontación de militares y terroristas en Argentina, tenían capacidad para ayudar a que se llevaran a cabo los atentados. Es una deuda que tienen los diferentes gobiernos argentinos con la sociedad.
¿Qué papel juega el ‘chavismo’ y el ‘kirchnerismo’ en todo eso?
Esas palabras son muy acertadas. Estos grupos, más allá de haber perdido la guerra operativa, se reciclaron en distintos niveles -liderazgo, en militantes de base…-. Lo que se aprecia hoy es que muchos de ellos, aunque resulte antipático decirlo, fueron montoneros que operaron cruelmente en Argentina y hoy les vemos en importantes cargos del Gobierno.
Precisamente el Ejecutivo de Kirchner está plagado de ex montoneros…
El mismo embajador argentino en Madrid ha tenido un pasado. No digo que piense lo mismo que en los años setenta, pero no hay que negar el pasado. Hoy es un funcionario de la cancillería argentina y supongo que muy buen embajador, pero ha participado y ha estado involucrado en hechos sangrientos. Lo mismo que el canciller argentino o la ministra de Defensa, que tuvo militancia activa entre los montoneros.
¿Y la relación con los yihadistas?
Con el advenimiento de Chávez, se establece un eje continental tras varios acuerdos entre Caracas y Teherán. En Latinoamérica hay un reverdecer de la ideología violenta de los setenta que, desde el punto de vista aliancista, puede resultar antinatural: esa unión entre la izquierda dogmática y el régimen de los mulás. Esto ha servido de puerta de acceso al continente y en relación de estos acuerdos se extienden a Bolivia, Nicaragua…
Es cierto que el Gobierno argentino ha tenido relaciones con el de Chávez pero, en cualquier caso, no es todavía como el régimen venezolano. No obstante, sí hay organizaciones de base -muy cercanas al Gobierno- encabezadas por movimientos de los que menos tienen. Estos grupos, conocidos en Argentina como ‘piqueteros’, tienen mucho que ver con referentes chavistas. De hecho, sabemos que reciben subvenciones y sustento directamente del Palacio de Miraflores.
¿En el caso de los grupos terroristas islamistas, se trata de un afán expansionista del islam o por el contrario buscan financiación para sus operaciones en Oriente Medio?
Hay que hacer una diferencia entre el Islam e islamismo. No tienen nada que ver los cientos de millones que profesan el Islam de forma pacífica con el yihadismo militante. Éste es el problema de Latinoamérica. Buscan establecer una expansión de lo que representa esta ideología y lo hacen desde regímenes amigos que les favorecen el terreno. Y no les ha ido mal. Europa es el ejemplo típico ya que tenemos una segunda generación de yihadistas. En Londres, los que colocaron las bombas en los autobuses no eran inmigrantes llegados de Pakistán, Afganistán o Irak, sino que habían nacido allí.
Por eso creen que, si no les fue mal en Europa, les irá mejor en Latinoamérica donde hay miles de personas que, por su ideología izquierdista, su antipatía con EEUU y su antisionismo, serían muy fáciles de captar. Además de la problemática económica que padece el continente; la ayuda es fundamental en aquellas tierras y hay muchos que podrían verse seducidos así.
¿Con qué fin?
Buscan generar un frente que pueda plantar cara y, en un momento dado, llevar adelante acciones contra EEUU en su misma frontera. Irán está planteando una expansión en América Latina favorecida peligrosamente por Chávez. Por ejemplo, desde hace un año y medio hay un vuelo semanal que pasa por Caracas, Damasco y Teherán; en América Latina saben que esos vuelos no son fiscalizados y no sabemos quiénes son los que ingresan.
Además hay una clara política del régimen chavista de documentar a muchos inmigrantes. EEUU ha detectados casos de ciudadanos venezolanos que han entrado en el país sin saber español. Es una cuestión de interés estratégico para EEUU que -todo sea dicho- no transita en una de las mejores épocas en sus relaciones con América Latina. Es una situación que presenta un futuro complejo para los propios gobierno latinoamericanos
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¿Podríamos ver a corto o medio plazo acciones de yihadistas contra instituciones y gobiernos latinoamericanos?
No lo descartaría. No sé si materialmente podría estar a cargo de islamistas del mundo árabe, pero con la infiltración del yihadismo no sería extraño que algunos de los autores fueran ciudadanos latinoamericanos. Lo de América Latina pasa por una cuestión de desconocimiento del islamismo radical militante. Los gobiernos latinoamericanos deben realizar políticas muy claras y, tal vez, muchos funcionarios no conocen la problemática. Lo ven como algo muy lejano y, partir de Chavez, no lo es tanto.
El gobierno de Ahmadinejad parece tambalearse; ¿de caer finalmente perderían el poder todas estas organizaciones terroristas o forman parte de una ‘política exterior’ iraní?
Está dentro del plan de seguridad nacional que implantó Jomeini. Personalmente no creo que Ahmadinejad pueda ser expulsado, por el contrario recibió el apoyo de las autoridades religiosas más altas. En cualquier caso, no creo que haya mucha diferencia con Musavi. Encarna una suerte de alternativa a la flexibilidad de la Revolución, lo que busca el pueblo. No buscan alterar el sistema.
No creo que Ahmadinejad deje el cargo y esto va a agravar el curso entre el expediente nuclear iraní y las potencias occidentales. Va a romper con todos los tratados de proliferación del siglo XX y nos va a poner en un umbral de potencial confrontación en el XXI. Y fíjate que son las cancillerías árabes las más preocupadas.
¿Por una posible respuesta israelí?
No, porque están viendo que el avance chiíta se está volviendo peligroso para algunas comunidades. Los Emiratos y la casa Saud saben que no solamente Israel confrontará con Irán; por eso hay un sentir en el mundo árabe suní de que ellos también serán objetivos de Irán. Forma parte de las políticas integrantes de la Revolución Islámica: hay tenemos un Hamás, un Hizboláh… Ahora atacan a Israel pero esto no se queda ahí. Y todo esto está soportado por un régimen iraní, un sistema perverso que exporta terror.