Luis A. Balcarce (PD).- Honduras se ha rebelado contra un populista autoritario y liberticida, marioneta de Chávez y ‘camarero’ de los Castro. Según Eneas Biglione, director ejecutivo del Hispanic American Center for Economic Research (HACER) en Washington, el verdadero golpe en Honduras lo dio Zelaya. Y es que el presidente «quería repetir lo hecho por Chávez en Venezuela»: conseguir su reelección indefinida, reemplazar al Congreso por una Asamblea Popular y amordazar a los medios.
¿Quién ha dado el «golpe» primero? ¿Zelaya o Micheletti?
El único golpe que tuvo lugar el pasado domingo 28 de Junio fue dado por José Manuel Zelaya al desafiar el Estado de Derecho de su país, poniendo en peligro los llamados “artículos pétreos” (o inamovibles) de la Constitución de la República de Honduras, entre los que se establece expresamente la prohibición de que el titular del Poder Ejecutivo sea reelecto en su cargo (Artículo 4) y que el Congreso sea reemplazado o modificado de alguna manera (Artículo 193).
La Corte Suprema de Justicia se limitó a poner en manos de las Fuerzas Armadas el cese inmediato del titular del Poder Ejecutivo en su cargo, tal cual lo establece la Constitución Nacional en sus artículos 239 y 272. La confusión inicial de los medios internacionales tiene que ver en parte con una profunda ignorancia de lo que la letra de la Constitución Hondureña establece y en parte, con una obediencia casi religiosa de los dictados del presidente Hugo Chávez y sus cómplices alrededor del mundo.
Suena a chiste escuchar a un golpista como Chávez o un dictador como Castro reclamar «el regreso de la democracia en Honduras». ¿Han sido los grandes derrotados con este golpe?
Está muy claro que a partir de lo ocurrido en Honduras se ha podido determinar claramente quién es quién a nivel mundial. Por un lado, estamos las personas que creemos incondicionalmente en los beneficios de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho, y por el otro, el grupo que dice apoyar el “socialismo del siglo XXI” en cualquiera de sus causas, mas allá de sus claros vínculos con grupos terroristas, narcos y países que violan tratados de no proliferación de armas de destrucción masiva.
¿Para qué quería Zelaya reformar la Constitución?
Zelaya quería repetir lo hecho por Hugo Chávez en Venezuela: conseguir su reelección indefinida, reemplazar al Congreso por una Asamblea Popular, comprar la mayoría de los votos en la Corte Suprema y finalmente amordazar a los medios de prensa. Pero se encontró con un pueblo que realmente valora y defiende su régimen constitucional y la importancia de la división de poderes a toda costa.
Lo que muy pocos se preguntan es, ¿cuál es la importancia estratégica de Honduras en los planes de Chávez? Y la respuesta tiene que ver con la cantidad de drogas ilegales que ha venido ingresando de manera clandestina a Honduras en aviones venezolanos en los últimos tiempos para luego ser transportada a los Estados Unidos y Europa. Precisamente este último hecho explica la tenacidad y el enorme monto de dinero gastado en manifestaciones de los “supuestos seguidores de Zelaya” y la significativa cantidad de artículos de opinión difundidos por los enemigos de la libertad a nivel internacional. En el fondo, la idea era sumar a Honduras al bloque de países que realizan operaciones ilegales para Venezuela y sus aliados no occidentales.
¿Cree que esta reacción de los hondureños frente al populismo chavista tendrá un efecto dominó en Latinoamérica?
La crisis Hondureña constituye sin dudas una fuente de inspiración para todos aquellos grupos de la sociedad civil de Argentina, Bolivia, Ecuador, Cuba, Venezuela, Guatemala, Nicaragua y Paraguay, cuyos derechos, libertades y Constituciones han venido siendo violados sistemáticamente desde que dio inicio la “revolución” socialista desde el palacio de Miraflores y que sólo busca poner la suma del poder público y el severo control de los medios en manos de una sola persona.
El tamaño del impacto será directamente proporcional a los niveles de transparencia y compromiso de cada sociedad. Las sociedades más corruptas minimizarán la importancia del hecho, las más virtuosas podrán aprender mucho y sabrán actuar en consecuencia
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Micheletti ha denunciado movimientos de tropas en la frontera nicaragüense; ¿hay riesgo de algún tipo de enfrentamiento? ¿De ser así, cree que los países de la OEA se atreverán a intervenir?
Lamentablemente el riesgo de invasión continúa latente. El mismo domingo 28 de Junio, un gran número de militares venezolanos y nicaragüenses intentaron ingresar a Honduras por la frontera con Nicaragua, pero fueron detenidos por una combinación de esfuerzos de las fuerzas armadas y los ciudadanos locales. Hugo Chávez ha amenazado públicamente al pueblo de Honduras en repetidas oportunidades. Cualquier cosa puede esperarse de quien tortura a su propio pueblo sin el mas mínimo cargo de conciencia.
Al parecer la protección de la soberanía del pueblo de Honduras y el principio de no intervención, están siendo ignorados de manera flagrante. Hoy le tocó el turno al pueblo de la República de Honduras y si la comunidad internacional no dice nada, el día de mañana podría tocarle a cualquier otro país.
La contundencia de las medidas de la OEA contra el nuevo gobierno de Honduras ha generado críticas de parcialidad. ¿Ha mostrado una doble vara de medir la OEA en comparación con la flaqueza del organismo cuando ha habido violaciones de la democracia en otros países?
Resulta más que preocupante que a los pocos días que la OEA premia al régimen cubano reincorporándolo incondicionalmente entre sus filas (una dictadura sanguinaria de 50 años de antigüedad), José Miguel Insulza decide tomar cartas de manera personal en el caso de Honduras.
Todo esto sólo ha logrado envilecer aún más la seriedad y el profesionalismo de un organismo internacional que debiera actuar objetivamente. En muchos países del mundo ya están proliferando los pedidos de renuncia de Insulza, quien rechazó el diálogo con Roberto Micheletti y quien ha solicitado públicamente “todo el tiempo que sea necesario” para que Cuba regrese a la democracia aduciendo que “no hay que intentar imponer soluciones o crear una agitación o un proceso conflictivo dentro de Cuba”.
La administración Micheletti decidió retirar a Honduras de la OEA a raíz de las pretensiones de Insulza de “negociar” la decisión de la Corte Suprema de Justicia y consecuentemente de ignorar la soberanía de su país.
Gobiernos populistas en Venezuela o Bolivia y ahora golpes militares; ¿hay algún peligro de volver a la Latinoamérica de los sesenta?
La actual situación continental guarda demasiadas similitudes con la Guerra Fría y eso es todo un problema. El coste de la “fiesta chavista” en materia de recursos es incalculable y urge poner un freno inmediato a toda la corrupción y a la ambición desmedida de dinero y poder.
En este aspecto debemos distinguir entre dos grupos de países: aquellos que han adoptado recientemente reformas constitucionales que han quitado el poder de manos de la gente para concentrarlo en manos de sus gobernantes, que han eliminado intencionalmente los mecanismos de contralor y remoción de funcionarios públicos en casos de corrupción o pérdida de legitimidad y que favorecen a determinados grupos políticos o étnicos; y aquellas repúblicas cuyas constituciones hacen hincapié en la importancia de la división de poderes y el principio fundamental de que son los ciudadanos quienes delegan su soberanía y poder en manos del gobierno y no al revés.
Los ciudadanos de los países del primer grupo corren hoy en día un grave peligro y podrían reclamar urgentemente una reforma constitucional o eventualmente deberán salir a las calles a recuperar su soberanía. Al respecto, no se recuerda en la historia de la humanidad una tiranía que no haya llegado a su fin. Entre los ciudadanos del segundo grupo encontramos por ejemplo a la República de Honduras que ha sabido dar un paso muy importante y de una manera totalmente legítima: demandando el respeto de su Constitución Nacional y la legislación vigente, demostrando así que la esperanza existe y que trabajando unidos podemos tener países a los que amar y respetar.