El canciller ecuatoriano, Fander Falconí, expresó hoy en Egipto su deseo de una retirada inmediata de «los golpistas» de Honduras y la restitución del presidente derrocado, Manuel Zelaya.
«Lo que se debería esperar es que los golpistas, los usurpadores del poder, se retiren inmediatamente de este golpe de facto y permitan la restitución del presidente Zelaya», aseguró Falconí a un grupo de periodistas de habla hispana al margen de la XV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), que se celebra en Egipto.
Falconí, que insistió en la condena del golpe de Estado del pasado 28 de junio en Honduras, aseguró que con la asonada ha regresado «una de las historias más oscuras» de Latinoamérica, «que es que las charreteras y las botas se impongan sobre los regímenes democráticos».
El jefe de la diplomacia ecuatoriana, que no descartó la aplicación de sanciones económicas o comerciales contra el actual régimen hondureño, precisó que ante cualquier medida hay que tener en cuenta las consecuencias que puedan sufrir los hondureños.
«Sobre cualquier criterio debe primar el pueblo hondureño», dijo.
Asimismo, insistió en la necesidad de una solución rápida de este conflicto para evitar su empeoramiento.
«A medida que pasan los días se complica la situación para el pueblo hondureño, que es el que más está sufriendo», dijo Falconí, y subrayó: «Esperamos que haya un abandono del poder por parte de los golpistas y que Zelaya concluya su mandato y haga la convocatoria de una asamblea nacional constituyente».
Además, descartó cualquier posible implicación de EEUU en el golpe de Estado e insistió en la condena de Washington al golpe institucional.
El ministro de Exteriores ecuatoriano, que también condenó el golpe ante los participantes en la cumbre de países no alineados, destacó la llamada del NOAL a trabajar por un sistema internacional multilateral y multipolar.
Por otra parte, sobre la presidencia del UNASUR, que pasará a manos ecuatorianas a partir del 10 de agosto, Falconí comentó que Ecuador ha propuesto la creación de un sistema de evaluación y acreditación universitaria para mejorar los niveles educativos de América Latina, entre otros proyectos.
Frente a la actual crisis económica, que según el canciller ecuatoriano ha afectado a la financiación interna, a la exportación del petróleo y al envío de remesas por parte de los emigrantes, Falconí insistió en que «el gran reto del Gobierno es lograr una justicia social».