Un decrépito Castro ataca de nuevo a Oscar Arias

Un decrépito Castro ataca de nuevo a Oscar Arias

El líder cubano, Fidel Castro, atacó ayer de nuevo al presidente de Costa Rica, Óscar Árias, a quien acusa de consolidar el golpe en Honduras, y pide irónicamente el Premio Nobel de la Paz para la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.

En su sexto artículo de «Reflexiones» sobre la crisis hondureña, divulgado por medios oficiales, Castro insiste en que las dos propuestas presentadas por Arias a los bandos rivales son un «acta de rendición» para el presidente depuesto por los militares, Manuel Zelaya.

«El interminable documento leído ayer por el Nobel Óscar Arias es mucho peor que los siete puntos del acta de rendición que había propuesto el 18 de julio», dice el ex mandatario de 82 años, que no aparece en público desde 2006 por la enfermedad que le llevó a dejar la Presidencia cubana.

Castro sugiere que Arias o miente o se engaña a sí mismo.

«Hablaba delante de las cámaras de televisión que transmitían su imagen y todos los detalles del rostro humano, que suele tener tantas variables como las huellas digitales de una persona. Cualquier intención mentirosa se puede descubrir con facilidad. Yo lo observaba cuidadosamente».

«Muchas personas honestas están asombradas y tal vez atribuyen a oscuras maniobras suyas lo que dijo ayer. Quizás yo sea uno de los pocos en el mundo -prosigue Castro- que comprenda que había una autosugestión, más que una intención deliberada en las palabras del Nobel de la Paz».

«Me percaté de eso especialmente cuando Arias, con especial énfasis y palabras entrecortadas por la emoción, habló de la multitud de mensajes que presidentes y líderes mundiales, conmovidos por su iniciativa, le habían enviado. Es lo que le pasa por la cabeza», ironiza el líder cubano.

Sin citar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de quien dice que tiene buenas intenciones pero no controla «el imperio», Castro atribuye a Washington «la genial idea» de pensar en Arias «para tratar de ganar tiempo, consolidar el golpe y desmoralizar a los organismos internacionales que apoyaron a Zelaya».

«Hay que ser justos, y mientras esperamos la última palabra del pueblo de Honduras, debemos demandar un Premio Nobel para Mrs. Clinton», dice el artículo.

«Ahora los golpistas se están moviendo ya en las esferas oligárquicas de América Latina, algunas de las cuales, desde altas posiciones estatales, ya no se ruborizan al hablar de sus simpatías por el golpe, y el imperialismo pesca en el río revuelto de América Latina», añade.

«Exactamente (eso es) lo que Estados Unidos deseaba con la iniciativa de paz, mientras aceleraba las negociaciones para rodear de bases militares la patria de Bolívar», afirma Castro.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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