Colombia avisó en junio a Venezuela sobre las armas de las FARC

Colombia avisó en junio a Venezuela sobre las armas de las FARC

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha ordenado la retirada de su embajador en Bogotá, Gustavo Márquez, como reacción a las acusaciones colombianas que vinculan Caracas con un arsenal incautado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). «Uribe prendió otra vez el ventilador (…) Ya basta, se acabó, no vamos a tolerar esto» y desde ahora «congelamos las relaciones», subrayó el gobernante venezolano.

El Gobierno colombiano ha respondido informando de que había avisado ya el pasado 2 de junio a Caracas de haber hallado en manos de la FARC armamento que había sido adquirido por Venezuela.

El lunes, el vicepresidente colombiano, Francisco Santos, desveló que su Gobierno se incautó hace un año de un importante arsenal de armas en poder de las FARC que originalmente fue comprado por Venezuela a Suecia, algo que calificó de «gravedad inmensa» porque el material decomisado incluía potentes antitanques y lanzacohetes.

La revelación se produjo un día después de que Uribe pidiera a la comunidad internacional -sin citar a ningún país en concreto- que no venda armamento a las guerrillas, como reacción a un informe de la revista local Semana que desveló el hallazgo del arsenal. Según esta publicación, a finales de 2008 el Ejército encontró en el campamento de un guerrillero varios lanzacohetes AT-4 de fabricación sueca adquiridos por Venezuela, lo cual fue puesto en conocimiento de las autoridades de ambas naciones.

Este martes, el Gobierno de Suecia confirmó a medios de comunicación colombianos que los lanzacohetes incautados corresponden, efectivamente, a un lote comprado por Venezuela a finales de la década de los 80.

El ministro sueco de Comercio, Jens Ericsson, admitió además que su país ha pedido a Caracas explicaciones sobre cómo esas armas pudieron caer en manos de la guerrilla colombiana, a lo que de momento no ha recibido respuesta.

Tensas relaciones

La confirmación del Gobierno sueco ha empeorado aún más las relaciones entre los ejecutivos de Chávez y Uribe, ya de por sí bastante tensas. El canciller venezolano, Nicolás Maduro, ha declarado que su país responderá «cuando sea el momento oportuno a esta nueva mentira». Según Maduro, Colombia trata con esas acusaciones de «escurrir el bulto» y de culpar a los vecinos de su conflicto armado interno.

La crisis bilateral se produce a menos de seis meses de la plena restitución de las relaciones diplomáticas, suspendidas por Caracas en marzo de 2008 en rechazo al ataque militar por parte de Colombia a un campamento de las FARC en Ecuador.

Ese acontecimiento, que incluyó el movimiento de tropas venezolanas a la frontera, agravó la tensión bilateral en noviembre de 2007 después de que Uribe decidiera, unilateralmente, poner fin a la labor mediadora de Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdoba para la liberación de un grupo de secuestrados por las FARC.

Otro capítulo reciente es la relación de Colombia con EE UU, que Caracas considera «injustificable». Según Maduro, la nueva «campaña» contra Venezuela sobre el desvío de armas busca «justificar lo injustificable», en alusión al acuerdo que Colombia negocia con Washington para permitirle el uso de sus bases militares.

Fue precisamente ese acuerdo militar el que llevó al presidente venezolano, Hugo Chávez, a anunciar una «revisión integral» de las relaciones con su vecino, al considerar ese convenio como una «amenaza». El cruce de declaraciones y acusaciones entre las autoridades de ambos países ha sido casi diario desde entonces.

Tanto la polémica por la supuesta venta de armas a las FARC como el incremento de la presencia militar estadounidense en Colombia demuestran para Chávez que Bogotá «no tiene respeto por los vecinos» ni «le importan las relaciones con ellos». «Si han decidido abrir las relaciones para que Estados Unidos instale no se sabe cuántas bases (…), esta es una agresión. Están demostrando que no les importa un pepino los vecinos. Esto es vergonzoso», aseveró.

La relación comercial entre Colombia y Venezuela también se resiente y la cámara de integración bilateral (Cavecol) prevé que el intercambio entre los dos países cerrará este año en unos 5.000 millones de dólares, frente a los 10.000 millones inicialmente previstos. Además, Colombia se queja de la falta de avances en el acuerdo firmado con Venezuela en abril pasado para permitir la exportación de 10.000 automóviles a ese país.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, instó hoy a Chávez a que no tome medidas contra Colombia y recurra al diálogo para resolver las diferencias. «Hago un llamado al diálogo para que se resuelva con espíritu de conciliación y en ningún caso tomar medidas que afectarían a mucha gente, estamos hablando de una relación comercial y económica que no es menor y de gente que va y viene entre los dos países», afirmó Insulza.

Las declaraciones de Chávez representan una ulterior escalada en la tensión regional reavivada por las fricciones entre Colombia con Ecuador, países que no tienen relaciones diplomáticas desde marzo de 2008, a raíz de la difusión, el 17 de julio, de un vídeo en el que el jefe militar de las FARC, Mono Jojoy, deja entrever que los rebeldes financiaron en 2006 la campaña electoral del presidente ecuatoriano, Rafael Correa. Chávez dijo la semana pasada que eso es una «gran falsedad» y contraatacó asegurando que lo que sí está comprobado es que el narcotráfico ha financiado a numerosos políticos colombianos.

En un comunicado difundido este martes, las FARC niegan «tajantemente haber entregado dinero a ninguna campaña electoral de ningún país vecino» y afirman que «Washington y Bogotá manipularon un vídeo de las FARC sacando de su contexto el documento» con objeto de «agredir» a Correa.

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