El papa Benedicto XVI bromeó este miércoles sobre su caída, que le costó la rotura de la muñeca, que según él no fue impedida por su «ángel de la guardia», aseguró al despedirse del personal que lo atendió durante sus vacaciones en Les Combes, en los alpes italianos.
«Desafortunadamente mi ángel de la guardia, seguramente por orden superior, no impidió mi accidente», ironizó Benedicto XVI, al recordar la caída sufrida la madrugada del viernes 17 de junio en su habitación y durante la cual se fracturó la muñeca de la mano derecha.
«A lo mejor el Señor quería darme una lección para enseñarme a ser más paciente y humilde y darme más tiempo para orar y meditar», comentó.
El Papa tuvo que ser sometido a una operación en la mano y fue enyesado por lo que no podrá escribir por varias semanas.
Renombrado teólogo, el Papa pasa habitualmente sus días descanso escribiendo y había planeado terminar el segundo volumen del libro Jesús de Nazaret, cuya primera parte lanzó en el 2007.
Benedicto XVI concluyó este miércoles sus vacaciones en los alpes italianos y se traladará a la residencia veraniega de los Papas, en Castelgandolgo, a unos 30 kilómetros de Roma.
«Ustedes han sido como unos ángeles: los ángeles son invisibles pero eficaces al mismo tiempo», dijo el Papa al despedirse de los agentes que garantizaron su seguridad durante su estancia de dos semanas en Les Combes, la localidad del Valle de Aosta.