No sólo la justicia derriba barreras entre los hombres. También la lengua. Aurelio Ríos, director del curso sobre didáctica del español como segundo idioma a inmigrantes que se imparte en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía, asegura que lenguaje es un magnífico sistema para acabar con los guetos.
De ahí la importancia del curso, que imparte a 38 alumnos convencidos de la importancia de dotarse de un instrumento didáctico para facilitar la integración de los extranjeros a través del conocimiento del idioma español.
La sutileza es necesaria. Hay que conseguir que los extranjeros que recalan en España no padezcan la lengua. No hay, dice Ríos, que colonizar a través del alfabeto, sino plantearlo como un instrumento que les permita integrarse en el entorno sin renegar de su propia cultura.
«Se trata de que aprendan español, no de que se españolicen a través de la lengua», dice. De ahí que se plantee el curso también desde un punto de vista multilingüístico, lo que permite a los españoles entablar conocimiento de los inmigrantes a través de la lengua de los mismos.
El curso, que se dirige a personas vinculadas a la inmigración (profesores, voluntarios…) se estructura por niveles, en función de sus destinatarios últimos. Hay una estrategia para alumnos adultos, alfabetizados, que aprenden rápido.
Otra para personas sin ningún tipo de formación y una tercera para extranjeros que no tienen relación con las lenguas románicas. El objetivo del curso es convertir a los alumnos en agentes de recursos, en especialistas que resuelvan problemas de los inmigrantes a través de la utilización del español.
El emigrante también tiene que poner de su parte. Ríos señala al respecto que para progresar es fundamental conocer la lengua del país de acogida, en este caso España.
Los extranjeros que se aíslan, que no se esfuerzan en aprender, corren el riesgo, añade, de que repita en ellos la situación que padecieron los españoles que emigraron en la década de los sesenta y setenta a Suiza y Alemania. Su desconocimiento de estas lenguas les impidió integrarse en las sociedades que les proporcionaron trabajo.