El escritor peruano Fernando Iwasaki Cauti reconoció que un cuento del autor chileno Roberto Bolaño (1953-2003) le sirvió de inspiración para su libro «España aparta de mí esos premios«, su última obra, que ayer presentó en Madrid.
El «primer latido» del libro -dijo Iwasaki- partió de un cuento de Bolaño en el que un escritor mayor insta a uno novel a presentarse a los concursos literarios.
En la presentación de su nueva obra, en la Casa de América de Madrid, Iwasaki dijo que su idea era echarle una mirada al fenómeno de «la sociedad del espectáculo» en España, esa «categoría» que cierta sociedad «banal y frívola» le otorga a las ideas para convertirlas luego en «anuncios y opiniones».
El autor peruano quería mirar con ironía y con humor -«diciendo la verdad de manera que parezca broma»- esa parte de la sociedad de hoy en la que «lo verdadero parece inverosímil y lo imposible parece probable».
Y para hacerlo, «enfocando la realidad de manera que produzca un efecto de humor», el escritor echó mano de las bases de los concursos literarios españoles, en los que muchas veces las obras concursantes deben incluir tipismos propios de la localidad convocante.
Ahí es donde conecta su libro con Latinoamérica y sus escritores, dijo Iwasaki siempre con ironía, pues las nuevas tecnologías permiten hoy por hoy a los autores americanos conocer las costumbres de las localidades españolas convocantes de premios y poder así escribir «sin mucho despiste» y con «poco margen de error».
Según Iwasaki, es bueno que alguien le haga ver a los muchos escritores latinoamericanos que se presentan a concursos literarios españoles las «poquísimas posibilidades» que tienen de ganar, «a menos», dijo con sarcasmo, que utilicen esos «elementos» españoles desconocidos en América que Internet pone a su disposición.
Además, según el escritor peruano, «los cuentos que ganan los concursos nunca serán importantes para la historia de la literatura y ni siquiera para la literatura».
Más en serio, Iwasaki aseguró que «España aparta de mí esos premios» es un libro de cuentos, de esos que son desdeñados por los mundos mediático y editorial», a pesar de que el relato «es el laboratorio de la literatura, el lugar donde se puede experimentar, donde los escritores inventan cosas».
Y sobre el ingrediente humorístico e irónico de su libro, Iwasaki afirmó que se trata de incidir en los aspectos «sobre los que hay que dirigir el foco de luz para que el lector lea y sea capaz de reír».
Aunque precisó, eso sí, que «no es lo mismo lo cómico que lo humorístico, porque el humor te hace reír, pero después obliga a pensar y quizás permite descubrir que hubiera sido mejor llorar»