Milei, identificado como un líder «anar-cocapitalista», también busca implementar una amplia reforma política, reduciendo el tamaño del Estado y recortando a la mitad el número de ministerios y secretarías.
Sin embargo, el economista libertario sostiene que el mayor desafío para sacar a Argentina de su crisis crónica tiene raíces morales más que políticas o económicas.
Según él, la «decadencia» argentina comenzó hace un siglo cuando el país abandonó el modelo capitalista para abrazar el socialismo, una ideología popularizada por la izquierda a través de la educación, la cultura y los medios de comunicación.
Para combatir esta influencia, ha dedicado parte de su gestión a lo que él llama «desarmar el Gramsci Kultural», en referencia al kirchnerismo, una fuerza política peronista que gobernó gran parte del siglo XXI con políticas de justicia social y ampliación de derechos.
El mandatario argentino ha implementado diversas medidas en sus primeros meses de gobierno:
Educación pública: Critica la educación pública por ser un centro de adoctrinamiento marxista y ha anunciado recortes presupuestarios drásticos en este sector, lo que ha generado protestas y preocupación entre la comunidad académica.
Progresismo: Ha cerrado instituciones y medidas relacionadas con el progresismo, como el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), y ha prohibido el uso del «lenguaje inclusivo».
Feminismo: Ha eliminado el ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y ha sido crítico con el feminismo, considerándolo una lucha innecesaria y antinatural entre hombres y mujeres.
Medios de comunicación: Ha reducido la publicidad oficial en los medios y ha intervenido en medios públicos, acusándolos de propaganda política. También ha utilizado las redes sociales para atacar a los medios críticos.
Cultura: Ha recortado el presupuesto en cultura, afectando eventos como la Feria del Libro de Buenos Aires y generando controversias con figuras del ámbito artístico, como la cantante Lali Espósito.
En resumen, el gobierno de Javier Milei está marcado por una fuerte orientación ideológica hacia el liberalismo económico y la crítica al progresismo y al socialismo, lo que ha generado división y protestas en la sociedad argentina.