Todo este embrollo diplomático surge después de que un grupo de policías ecuatorianos escalara las paredes y vallas de la embajada mexicana en Quito, con el objetivo de ingresar al recinto y capturar al ex vicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba refugiado en la embajada mexicana desde diciembre, tras ser condenado por corrupción por la justicia ecuatoriana.
Este suceso sin precedentes ha generado fuertes críticas tanto dentro como fuera de Ecuador. Sin embargo, el gobierno del presidente Daniel Noboa justifica esta acción en defensa de la soberanía nacional y para evitar la intervención extranjera en los asuntos internos del país.
«Ecuador es un país soberano y no vamos a permitir que ningún delincuente quede impune», afirmó el gobierno en un comunicado.
El aumento de tensiones se originó tras unas polémicas declaraciones realizadas por el presidente López Obrador el miércoles, insinuando que el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio el año pasado antes de las elecciones ganadas por Noboa pudo haber influido en las intenciones de voto.
En respuesta a los comentarios de López Obrador, el gobierno ecuatoriano declaró persona non grata a la embajadora de México en Ecuador y le dio un plazo breve para abandonar el país. México calificó esta respuesta como desproporcionada y decidió otorgar asilo político al ex vicepresidente Glas, quien se encontraba refugiado en la embajada mexicana.
El asalto a la embajada mexicana en Quito por parte de policías ecuatorianos durante el conflicto diplomático provocó una rápida reacción por parte del gobierno mexicano, que rechazó el incremento de fuerzas policiales ecuatorianas y exigió respeto a su soberanía y cumplimiento de sus obligaciones internacionales por parte de Ecuador.
La incursión de la policía ecuatoriana en la embajada de México generó una condena unánime por parte de varios gobiernos de la región y organizaciones internacionales, que la consideraron una violación de los instrumentos internacionales que regulan las relaciones diplomáticas y el derecho al asilo.
El episodio también desató una fuerte reacción de la oposición al gobierno de Daniel Noboa en Ecuador, con llamados a la renuncia del presidente y declaraciones de que el país no es su «hacienda bananera».
En medio de estas tensiones, el gobierno de Ecuador mantiene su posición de defender la soberanía nacional y evitar la intervención extranjera en sus asuntos internos.
¿Quién es Jorge Glas?
La carrera política del ex vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas Espinel, ha estado estrechamente ligada al expresidente Rafael Correa y es el eje central de la reciente ruptura de relaciones entre México y Quito.
Desde su designación como jefe del Fondo de Solidaridad durante la primera administración de Correa en 2007, Glas, de 54 años e ingeniero de profesión, ascendió rápidamente en el gobierno y en los círculos del ex mandatario. Esta trayectoria lo llevó a acompañar a Correa como su fórmula vicepresidencial en las elecciones de 2013.
Sin embargo, sus problemas judiciales comenzaron con su mandato como vicepresidente. En diciembre de 2017, Glas fue condenado a ocho años de prisión por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, un caso que impactó a varios gobiernos en América Latina. Esto ocurrió mientras Glas actuaba como vicepresidente de Lenín Moreno, quien sucedió a Correa en mayo de 2017.
A pesar de entregarse a las autoridades y obtener libertad condicional en noviembre de 2022, los procesos judiciales continuaron, y fue citado nuevamente por otro caso de corrupción a fines de 2023. Ante esta situación, Glas buscó refugio diplomático en la embajada de México.
La tensión entre Ecuador y México se intensificó cuando las autoridades ecuatorianas solicitaron a México la entrega de Glas para que enfrentara sus asuntos pendientes con la justicia. México se negó, argumentando que conceder la solicitud violaría la inmunidad diplomática de su embajada.
El conflicto llegó a su punto crítico esta semana, cuando Ecuador declaró persona non grata a la embajadora mexicana en Quito y llevó a cabo una incursión policial en la embajada mexicana que resultó en la captura de Glas y la ruptura de relaciones diplomáticas con México.
Las autoridades ecuatorianas han puesto a Glas a disposición de las autoridades competentes para enfrentar los procesos judiciales en su contra, argumentando que el asilo diplomático concedido por México era contrario al marco jurídico convencional.
En respuesta, el gobierno ecuatoriano reafirmó su compromiso con la soberanía nacional y su determinación de no permitir la impunidad de ningún delincuente.