Los premios son "el pretexto" hablar e ironizar sobre aspectos de la sociedad española
«Hay dos Españas y sólo es posible escribir para una de las dos. Mi elección es clara y rotunda: siempre escribo para la España que sabe reírse de sí misma». Así Fernando Iwasaki concluye el prólogo de su nuevo libro, ‘España, aparta de mí estos premios’ (Páginas de Espuma), que reúne siete cuentos en los que pretende ironizar la «deriva hacia la sociedad del espectáculo».El libro tiene como eje «el tumulto de premios literarios desperdigados por la geografía española» y el autor peruano ironiza con estos galardones al adaptar el mismo relato a siete concursos de dotaciones y temas distintos (de literatura gastronómica a futbolística, pasando por el feminismo o los héroes de guerra).
Sin embargo, los premios son «el pretexto» para Iwasaki (galardonado en certámenes como el Premio Algaba) hablar e ironizar sobre aspectos de la sociedad española. «A España le está pasando lo que les ocurre a todas las sociedades del mundo en este momento: Hay una deriva hacia la sociedad del espectáculo», denunció a Europa Press, añadiendo que se están convirtiendo «las ideas en titulares», «las opiniones en publicidad» y «la sociedad civil en audiencia».
HUMOR Y REFLEXIÓN
Iwasaki (Lima, 1961) afirmó que hay dos maneras de denunciar a esta «especie de banalización de la vida»: «Enfadándote, y nadie te hace caso, o convertirlo en literatura, ponerlo en el escaparate, y que la gente pueda reírse y luego pensar en ello», ejemplificó. «Hay una diferencia muy grande entre el humor y lo cómico. Lo cómico es como los chistes, lo tienes que pillar. Pero el humor, después de hacerte reír, te tiene que despertar una conciencia», matizó el escritor.
«Hay tantos premios, con unas bases tan divertidas y especializadas que me parecía una buena manera de hacer un ejercicio de estilo», reveló Iwasaki, que «creó» premios en su libro que distinguen «cuentos espeleológicos», cuentos sobre el Langostino de Sanlúcar o cuentos que incentiven la visibilidad de la mujer catalana, además de un ‘Decálogo del concursante consuetudinario’, donde figura una ‘recomendación’ de Groucho Marx: «Los grandes éxitos los obtienen los libros de cocina, los volúmenes de teología, los manuales de ‘cómo hacer’ y los refritos de la Guerra Civil».
Ex jurado de premios como el Alfaguara, Iwasaki confirmó que hay «profesionales de presentarse a los premios» y que, así como retrata en su libro, «hay mucha gente que envía el mismo relato a varios concursos, cambiándolo de acuerdo con las bases».
JAPÓN Y ESPAÑA
Iwasaki (que tiene ascendencia nipona) explicó su elección por protagonistas japoneses en los siete relatos. «En un país como España lo japonés todavía es como lo inverosímil, lo extraño. Me parecen las criaturas perfectas para poner el dedo en esas llagas que digo», justificó. «Además, cuando uno japonés se propone algo, todos creemos que puede conseguirla», añadió.
Por lo tanto, el escritor cree que un japonés puede convertirse en vasco, andaluz o catalán, como lo hacen algunos de los protagonistas. Entre ellos, un brigadista japonés que aparece en las profundidades de la Cueva de la Pileta, en Benaoján (Málaga), creyendo que la Guerra Civil continúa; un nonagenario nipón que desea cumplir la última voluntad de su maestro (un japonés ‘sevillista’): esparcir sus cenizas en el estadio Sánchez Pizjuán o un cuadro de baile flamenco formado por cuatro japoneses.
Aparte del humor, Iwasaki presenta en el libro el resultado de un «exigente trabajo de documentación» sobre las conexiones entre la cultura nipona y española, resultando una mezcla de ficción y realidad. «Hay cosas que son verdaderas, pero son inverosímiles y otras increíbles pero probables», aseguró, poniendo como ejemplo la presencia del apellido ‘Japón’ en la localidad de Coria del Río (Sevilla), los brigadistas que pelearon por la República o los ‘kirishitan’ (‘cristianos escondidos’) en Japón.
El autor también destacó el interés mutuo entre los dos países. «A los japoneses les encanta el flamenco y la cocina vasca y en España hay una gran fascinación por Japón en este momento», sentenció, aludiendo a la nueva película de Isabel Coixet, ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ o los libros de Haruki Murakami.