Sheyla Hershey debe decidir, los implantes o su vida

La adicción a los implantes de senos puede tener consecuencias fatales, y esto le está sucediendo a la modelo brasileña Sheyla Hershey, quien luego de una infección fatal, ahora debe decidir si continúa con sus implantes o muere.

Llamada por muchos la «Venus de los silicones», la mujer con los pechos más grandes del mundo, según consta en el libro récords Guinness, pues alcanzó la talla 38KKK, podrá quedarse de la noche a la mañana con unos muy reducidos senos.

La modelo brasileña, de 30 años, comentó: «Los cirujanos dicen que hay un 80% de posibilidades que pueda mantener un implante, pero si pierdo uno no quiero quedarme con el otro».

«Me hace feliz tenerlos así de grandes. ¡Muuuuy feliz!», señaló Sheyla meses atrás, sin saber que dentro de poco tiempo viviría un drama por su obsesión.

Y es que ella entró en una espiral de cirugía plástica que la llevó a pasar por quirófano más de una treintena de veces en los últimos años, no sólo para colocarse implantes de silicona sino también para retocar su nariz, sus labios y sus nalgas. La factura: cerca de 50 mil euros.

Senos «ilegales»

El ascenso a la cumbre de su fama no estuvo exento de obstáculos, incluso legales. La normativa del estado de Texas limita por motivos de salud la cantidad de silicona que alguien puede ponerse, así que Sheyla tuvo que regresar a Brasil -donde no existe tal restricción- para que le implantaran su última dosis. En total, llegó a acumular hasta tres kilos y medio en cada mama.

Pero en su última intervención, la joven brasileña sufrió una infección por estafilococos que le afectó a ambos pechos. «Tuve mucha fiebre, dolor y no podía respirar», explicó a la cadena estadounidense Fox News.

El riesgo de que las bacterias llegaran a la sangre y amenazaran su vida la hizo replantear la decisión de seguir con sus implantes o reducirlos.

«Nada en exceso es bueno». Sheyla parece haber tomado nota de la lección.

«Siempre me avisaron, médicos y familiares, y nunca los escuché», reconoció en una entrevista con el portal G1.

«Si llego a perderlos, no quiero saber más de operaciones plásticas. Antes pensaba que cuanto más grandes, mejor. Pero hoy me doy cuenta de que lo que me he hecho a mí misma está mal», puntualizó.

 

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