En medio de la polarización que marca la escena política venezolana de cara a las próximas elecciones parlamentarias, las redes sociales aparecen como una vía efectiva para hacer campaña, aunque los expertos cuestionan su influencia en la decisión de voto.
Venezuela ha registrado en los últimos años un vertiginoso crecimiento del uso de internet, un servicio al que tienen acceso 9,3 millones de personas, según datos de la estatal Superintendencia de Servicios Electrónica de Venezuela.
En la actualidad, 33 de cada 100 venezolanos utilizan la web, no sólo a través de una computadora, sino también de la telefonía móvil, que en este país caribeño es uno de los servicios de mayor demanda, con más de 27 millones de líneas activas.
En un escenario en constante tensión, la red y sus infinitas oportunidades se han convertido en un medio de propaganda y debate político más, al que han echado mano tanto el Gobierno como la oposición que consideran las elecciones como «cruciales» para el futuro del país.
La discusión radica en saber realmente si todos estos mecanismos desplegados en la red influyen en el voto de una sociedad acostumbrada a que la política se negocie en la calle y cuál puede ser su impacto en las legislativas del 26 de septiembre, a las que han sido convocados más de 17 millones de electores.
Para el profesor universitario Marcelino Bisbal, experto en comunicación, internet, «más que influir en la decisión del voto, ayuda a reforzar una idea ya concebida».
El docente de la privada Universidad Católica Andrés Bello argumenta que en Venezuela la mayoría de los usuarios de internet aún pertenecen a los estratos medios de la población, donde el presidente del país, Hugo Chávez, «no tiene mucha influencia».
Ello demuestra, dijo Bisbal en una entrevista a Efe, que el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) «está en la red simplemente para contrarrestar a la oposición».
Bisbal indicó que los usuarios de la web tienen como última prioridad los temas relacionados con política, por lo que la oposición «tampoco tiene razones para estar esperanzada» en conseguir nuevos votos por esa vía.
Aun así, ambos sectores políticos antagónicos valoran internet como un medio efectivo de comunicación con los electores y han abierto cuentas en redes sociales como Twitter, el grito de la moda electrónica en Venezuela.
El presidente venezolano, impulsor del llamado socialismo del siglo XXI, abrió en mayo pasado su cuenta, que tiene casi 800.000 seguidores y por la que ha hecho anuncios gubernamentales y emitido opiniones sobre diversos temas.
El mandatario, que ha declarado la «guerra comunicacional» para hacer frente a lo que llama «mentiras» de la oposición y los medios privados en su contra, también cuenta con un blog y con un espacio personal dentro la página web del PSUV, titulado «Las líneas de Chávez».
Tras él, vienen los hombres y mujeres fuertes de la «revolución», como ministros y dirigentes partidistas.
También las juventudes bolivarianas mantienen una notable presencia en las redes sociales como Facebook, donde crean perfiles para informar sobre sus líderes.
Y la oposición aprovecha a su vez el mundo virtual: manifestaciones, protestas o movilizaciones contra el Gobierno se organizan en páginas web y por mensajes a través de teléfonos móviles.
Al amparo de la libertad que ofrece internet, también ocurren fraudes como la aparición de cuentas falsas en Facebook y Twitter a nombre de la líder oficialista y presidenta del Parlamento, Cilia Flores, o del editor del diario opositor Tal Cual y ex ministro y antiguo guerrillero Teodoro Petkoff.
En marzo pasado, el propio Chávez expresó su preocupación por el uso que sus rivales daban a la red y sugirió la creación de una ley para regular el sector, una iniciativa que no ha prosperado de momento en el país.
Uno de los interrogantes ahora es saber qué pasará en la noche del 26 de septiembre cuando empiecen a circular por las redes sociales proyecciones de voto, en un país donde está prohibida su publicación antes del anuncio oficial de los resultados.