Tres meses después de su muerte, este 26 de octubre de 2011 se ha sabido al fin qué acabó con la vida de Amy Winehouse. La cantante de 27 años murió de manera «no intencionada», después de haber consumido cinco veces más alcohol que el permitido para conducir en Reino Unido.
En su cuerpo se encontraron 416 miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre, cuando el límite legal para conducir son 80 miligramos, según el veredicto del tribunal de St. Pancras Corner.
Estos datos descartan la hipótesis del suicidio.En el informe se asegura también que junto a su cuerpo se encontraron tres botellas de vodka.
Amy Winehouse tuvo una recaída
Al parecer, el problema está en que Amy Winehouse llevaba varias semanas sin beber antes de la fatídica noche, y el consumo masivo de alcohol aquel día de tuvo como consecuencia su «muerte accidental.
Estos datos respaldan las informaciones conocidas después de la muerte de Amy Winehouse que aseguraban que la diva del soul habría intentado controlar su adicción, pero tenía el riesgo de sufrir complicaciones por el abuso de alcohol.