Era fea a más no poder, y ahora parece ser que en realidad era un yeti que corría más que un caballo.
La ha decubierto Bryan Sykes, profesor de la Universidad de Oxford (Reino Unido), quien declara que la mujer salvaje», llamada Zana, vivió en Ochamchira, una ciudad de Abjasia durante el siglo XIX.
ANÁLISIS DE ADN
Tras haber analizado muestras de saliva de seis parientes de la mujer y los dientes de su difunto hijo Khwit, el científico da fe del origen de la peluda fémina, según da cuenta ‘Daily Mail‘.
Pese al hecho de que las pruebas de ADN revelaron que los ancestros de sus descendientes, provenían del África subsahariana, el científico sostiene que Zana no se asemejaba a ninguna especie conocida antes.
Capturada por comerciantes locales en la cordillera del Cáucaso entre Rusia y Georgia, Zana fue descrita por los testigos, como una mujer de 1,98 metros a la altura,
«cuyas características físicas correspondían a un animal salvaje».