Ni abduciones masivas por parte de extraterrestrres, ni cosas raras. El tan traído final de los mayas hace unos 1.000 años puede tener una explicación más razonable, y de peso.
Para algunos expertos el cambio climático jugó un papel fundamental en su caída, según recoge la BBC.
Un estudio publicado en diciembre en ‘Science Direct‘ trata de arrojar luz sobre la desaparición de esta civilización.
En este documento, varios arqueólogos de Estados Unidos y Reino Unido han reunido por primera vez todos los centros urbanos de las tierras mayas, que comprenden alrededor de 200 fechas diferentes y se extienden a través de la península de Yucatán. Esta recopilación permitirá que los investigadores construyan un panorama amplio del momento en el que las ciudades mayas del norte permanecieron activas y el momento en el que podrían haber caído.
REGISTROS CLIMÁTICOS
Cuando floreció la cultura maya, según se hace eco ‘RT‘, los registros climáticos muestran que en la región se produjeron precipitaciones relativamente altas pero, a partir del año 820 d. C., la zona sufrió 95 años de sequías, algunas de las cuales se prolongaron durante décadas.
La mayoría de las ciudades mayas cayeron entre los años 850 d. C. y 925 d. C. -en gran parte coincidiendo con este siglo de sequía- y se encontraban principalmente en la parte sur de su territorio, en las actuales Guatemala y Belice. Sin embargo, en el norte de la península de Yucatán, esta civilización no solo sobrevivió, sino que comenzó a florecer.
Si el sur se paralizó para siempre por el cambio climático, los críticos se preguntan por qué no sucedió lo mismo en el norte. Hasta el momento, los investigadores habían propuesto varias explicaciones, pero las pesquisas de este equipo de arqueólogos cambia de manera significativa nuestra comprensión sobre cuándo y cómo llegó a su fin la civilización maya.
MEGASEQUÍA
Sin duda, las sequías del siglo IX fueron graves, pero el siglo XI trajo una ‘megasequía’. De este modo, los registros muestran que las precipitaciones disminuyeron de manera drástica durante la mayor parte del siglo, entre los años 1.020 y 1.100 d. C. Este análisis exhaustivo confirma que el cambio climático fue contemporáneo no con uno, sino con dos períodos devastadores del declive maya.
Si la primera ola de sequía había acabado con los mayas del sur, la segunda ola pudo haber provocado su desaparición en el norte. Tras este periodo, los mayas no se volverían a recuperar del todo.
Con estos datos, resulta más que probable que el cambio climático jugó un papel decisivo en la caída de los mayas, ya que eran muy dependientes de los cultivos. Así, años de cosechas escasas habrían disminuido de manera gradual su influencia política y conducido a la desintegración de su sociedad, aunque el éxodo del pueblo maya también pudo haber sido motivado por el hambre y la búsqueda de agua.